No es esta una poesía de urgencia, pero sí puede curar la infección que nos invade: la de los días que nos tocan vivir. La elaboración de una estética y ética de fondo se pone de manifiesto desde el primer instante, y hay que saber equilibrar bien los contrapesos, no dejar que la parte más activa y social devore a la literaria. García Florindo pone sobre la mesa las cartas, y encara la partida con arrojo: «Está claro / que nada volverá ni podrá ser lo mismo. / Que está ciego el futuro». Ese dolor es nuestro tiempo actual que queda al descubierto bajo la mirada de quien se atreve a hurgar en la herida de la desesperanza.

Pero la búsqueda de la belleza también se convierte en una búsqueda interior que se proyecta hacia fuera. Estar confinado es una prueba insólita para la imaginación, y el yo anda en pos de cada detalle que genere ese chispazo, evidenciando también un tono irónico, ácido por momentos, una crítica a muchos de los aspectos del sistema, a las redes, por ejemplo, en las que el sujeto poético se detiene: «Así que hoy yo maldigo todo muro / sin excepción: las vallas que separa…». La supervivencia diaria es un reto que el sujeto convierte en prioritario desde la lúcida consciencia del instante.

Y en medio de algunos poemas casi generacionales, pasados por el filtro de cierto dolor y rabia hacia el género humano en sus desvaríos constantes, cargados de una actualidad hiriente, llega al final del poemario, el otro dolor, el del amor que fue y ya no es, que estuvo y solo en el recuerdo permanece: «Ya nunca volveremos a la esfera / perfecta que una vez los dos formamos».

Poemas que cuando alcanzan la intensidad equilibrada de la emoción, sacuden y eso es suficiente para un poema, para justificar un viaje en el que, a pesar de las adversidades, no se pierde el rumbo vital de la existencia.

‘La infección de los días’

Autor: Daniel García Florindo

Editorial: Cántico. Córdoba, 2021.