Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) es uno de los principales responsables del auge que vive el aforismo por su labor como editor con La Isla de Siltolá, pero también como estudioso del género con su ensayo Para una teoría del aforismo (Ediciones Trea, 2020) y como cultivador del mismo que, en apenas cuatro años, ha publicado cinco entregas: Artilugios (Takara, 2017), La alegría de lo imperfecto (Ediciones Trea, 2017), Concepto (La Isla de Siltolá, 2019), Ética para mediocres (La Isla de Siltolá, 2020) y la que nos ocupa, Mundo intermedio (Ediciones Trea, 2021).

En el citado ensayo, el escritor y editor portorrealeño lo definió como una «composición literaria breve repleta de pensamiento propio, dotada de la voz personal del autor, de gran carga semántica, filosófica, poética, y de gran coherencia formal», trazando una particular hoja de ruta que, sin duda, está definida por su acercamiento al género con la serenidad, la capacidad de reflexión, el poso de vida, las lecturas, las inquietudes, los afanes y los desengaños acumulados por quien ha cruzado la frontera de los cincuenta.

Así, el escritor apuesta por un decir lacónico que nace del intento de capturar la esencia de una reflexión y desconfía de la simple ocurrencia, la trivialidad. Frente a la moda de la pirotecnia y el ingenio sin más, propone un texto que sorprenda en su parquedad y en la sobriedad de la formulación brillante de un razonamiento conciso y agudo, fruto de todo un andamiaje intelectual y cultural, y de una cosmovisión muy personal, en las antípodas de la vanidad y del exhibicionismo narcisista de las redes sociales y sus esclavizadores likes.

Esta austeridad y mesura, que necesita tiempo y una habilidad especial para escuchar el silencio, no quiere decir, bajo ningún concepto, que el aforismo no deba sorprender al lector. De hecho, el deslumbramiento, que lo hay, se produce no tanto por una sorpresa final o por los fuegos de artificio, sino por la precisa selección léxica y la cuidada arquitectura sintáctica, que sirven para engastar a la perfección filosofía y poesía, dotando al conjunto de una profunda coherencia.

Este está organizado en ocho secciones de estructura abierta en un intento de rehuir lo definitivo, las seis primeras tituladas «cuadernos» y las dos finales, más breves, «Mundo intermedio» y «Estado principal del orden». En cada una de ellas se suceden, a modo de fractal, las aproximaciones clarividentes a una serie de temas cotidianos: la crisis moral de la sociedad («Somos poco exigentes, contemplamos el horizonte en línea recta»), el declive del sistema educativo («Nunca la educación había perdido su esencia como en esta hora, el tiempo de la oscuridad»), la necesidad de desarrollar el sentido crítico («La educación se ha convertido en un instrumento para adoctrinar, idiotizar, utilizar, y dar luego sepultura a las antes enfervorecidas masas»), las contradicciones del ser humano («Nuestro cuerpo está compuesto de partículas, nuestra mente de asteroides»), el egoísmo («Gozaba de la muerte por puro egoísmo»), el egotismo («Le dieron a elegir entre el esfuerzo y la inmortalidad. Abrazó el egotismo»), la desconfianza en la sacrosanta felicidad («La mayor falacia de la felicidad: engañarse a sí mismo e intentar que te crean»), la fe en la libertad («Libre es aquel que sabe y, sobre todo, el que puede decir no»), la manipulación del sistema («Convierten a las personas en víctimas para fulminar el sentido de culpabilidad»), la duda («La duda es el silencio. La duda es la palabra. La duda es la lectura»), la verdad («Todas las verdades nos resultan elocuentes en el inicio de su necesidad. Después pierden su eficacia»), la lectura («Cada vez que se lee El Quijote se descubren los Mandamientos de la Ley del Bien»), el disfrute de lo mínimo («Estar contentos es disfrutar de los pequeños placeres que nos otorga el día a día. Sin aspiraciones»), los miedos («El miedo a la muerte ha dado paso al miedo a la vida»)… Todas estas cuestiones se abordan con el escepticismo e inconformismo de quien no acepta las ideas preestablecidas y asume una actitud crítica y subversiva, en la que son clave el uso del humor, de la sutil ironía e, incluso, del sarcasmo («Un suicida es un adelantado a su tiempo. A fin de cuentas, todos vamos a morir»).

De este modo, en los aforismos de Sánchez Menéndez nada es superfluo. Y el lector percibe la textura filosófica y poética de un discurso que busca la intensidad y huye del mero artificio. Para ello, las palabras brotan de un pensamiento auténtico y, desde él, alcanzan la belleza y la brevedad en el decir, un merodear por lo esencial en busca del silencio y de la meditación, conformando un volumen que invita a una lectura sosegada y repetida por parte de un lector que ha de colaborar intensamente para paladear cada una de las píldoras mínimas lanzadas.

'Mundo intermedio'

Autor: Javier Sánchez Menéndez.

Editorial: Trea, 2021.