Cuando yo era niña no soportaba las películas en que no había mujeres. El mundo se me quedaba cojo, y eso que por entonces ni sabía yo que existía el feminismo. Si en la cinta no salían mujeres, no me interesaba: más bien me irritaba, porque eran de guerra, del oeste o de aventuras insípidas.

Lo que no pude imaginar es que en 2022 íbamos a estar todavía debatiendo la escasa presencia de mujeres en el cine: empezando por las directoras y siguiendo por la música, el guion, las protagonistas o el presupuesto. La proporción en todos los ámbitos de un film es de tres mujeres a cinco hombres, excepto en maquillaje.

Creíamos que esto sólo sucedía en la historia de la literatura, donde siguen sin incluirse los nombres de tantas autoras de obras impensables si tenemos en cuenta la escasa formación de las féminas todavía en el siglo XIX. ¡Pero el cine, que nos cogió a todas confesadas! Y alertas. Hoy sábado será la gala de los premios Goya con sus estatuillas. Sin embargo, los titulares de prensa repiten, como si el tiempo no fuera con ellos: «El mal endémico del cine es la ausencia de mujeres». O sea, la misma película.