João Luis Barreto Guimarães (Oporto, 1967), poeta y traductor, es también médico y profesor de poesía en ICBAS-Universidad de Oporto. Ha escrito once libros de poesía, los primeros siete reeditados en Poesía reunida (2011), seguidos de Usted está aquí (2013), traducido en Italia; Mediterráneo (2016) ha recibido el Premio Nacional de Poesía António Ramos Rosa, publicado en España, Italia, Francia, Polonia y Egipto, y Nómada (2018). En 2019 publicó la antología El tiempo avanza por sílabas, obra que también ha sido publicada en Croacia, Macedonia y Brasil, a la que sigue Movimiento (2020). Las ediciones italianas de Mediterráneo y Nómada fueron finalistas del Premio Internacional Camaiore en 2019 y 2020 respectivamente, y la traducción inglesa de Mediterráneo ganó el Willow Run Poetry Book Award 2020, en Estados Unidos. 

Nómada (Pre-Textos, 2022) publicado en primera edición en portugués en la prestigiosa editorial Quetzal (Lisboa, 2018), y reeditado en la misma en 2019, es el más reciente poemario de João Luis Barreto Guimarães por primera vez en lengua española, en edición bilingüe y traducción del poeta José Ángel Cilleruelo. Ha sido editado también en Italia y fue Premio al Libro de Poesía del Año Bertrand 2018 y el premio Literario Armando da Silva Carvallo; la edición italiana fue finalista del Premio Internacional Camaiore en 2020. Nos encontramos ante una obra muy bien recibida por la crítica y premiada de un poeta que atiende a la realidad del tiempo presente. Conviene detenerse en lo que menciona Daniel Rodrigues, prestigioso fotógrafo: «Nómada se construye en torno a la transformación del tiempo en sustancia poética y podemos advertir tres estratos temporales que se confrontan: la vida cotidiana, el tiempo biográfico y la historia. La tensión entre los tres encarna pequeñas narrativas, rasgo que también ha sido destacado por la crítica como una característica de la obra del poeta».

El libro se divide en seis partes señaladas con números con un total de cuarenta y dos poemas. En los seis apartados del libro abundan los que contienen la mirada de momentos cotidianos que, aparentemente, tienen la sensación de que llegan como de pronto e interrumpen el hilo, pero no, arropan y clarifican. Imágenes hechas palabras y lenguaje. Cabe señalar, en este sentido, los más distintivos. 

Así pues, en la parte UNO, el poema «Preludio» abre el libro y es como una declaración de intenciones para que el lector no espere otra cosa que esa realidad en presente de momentos y cosas ordinarias, perfectamente reconocibles por todos porque alguna vez hemos vivido. En este caso transcribo el poema completo para que se pueda apreciar dicho hacer y escritura en la totalidad de un texto: «Acarreo conmigo este día como / la suela del zapato acarrea un / chicle. El poema avanza sin miedo / (se dispone sobre el papel) / se deja escribir en negro lo / que tenía que decir / persiguiendo sin pereza lo que / aún no existe). ¿Y a qué huele el nuevo día? / Por ahora a patatas fritas / pequeño prodigio un poema: a él / le corresponde decidir si adorna / (o no) la / realidad. Porque siempre aparece alguien en busca / de imágenes exactas / (rechazando el artificio que adorna la belleza) / preguntando por la verdad que existe en / las cosas comunes». En «El crecimiento del tiempo»: «De pequeño / me apoyaba en la vertical de la casa y / con un lápiz trazaba una raya horizontal que / mostraba mi altura con el paso / del tiempo: la edad / subiendo / por la pared». La necesidad del hombre de alimentarse desde el principio de los tiempos está presente en «El pintor de Altamira»: «el pintor de Altamira imita por toda la cueva / pidiendo a dioses de piedra que se / multipliquen para / que nunca falten sombras (ni tampoco / bisontes) para cazar / y comer». Otra vertiente en «Dedos manchados de tinta» dice: «Sólo porque está en ruinas el templo de / Afrodita no quiere decir que / no exista el amor (…) las manos manchadas de sangre se lavan / más fácilmente». Ejemplos claros que van señalando o arropando según se miren, en lo que nos rodea y conforman los versos.

DOS. «La hipótesis del gris» nos habla del centro y de los extremos, no como términos políticos, sino como medida de la vida y moderación. Los campos de concentración de la Alemania nazi en «Los cuervos de Birkenau» del renombrado Auschwitz. En «Las paredes que faltan» hace un juego entre los edificios derruidos de la guerra y los lugares de la paz, nuestras casas y viviendas, en referencia a lo que es un bien necesario y vital convertido en mercado más de consumo lucrativo que social. En «La temperatura del miedo» hace alusión al 11S: «los prisioneros del fuego en lo alto / de las Torres Gemelas».

Siguiendo la estructura

TRES comienza con el poema «Todos los santos», motivado por un deseo de que los jóvenes reciban de los mayores la tradición de respetar a los muertos, en referencia a la fiesta del 1 de noviembre: «muchos de los que por aquí pasaron (de paso en el pasado) ya / viven en este lugar». «Autorretrato (a los cincuenta)» configura mediante la enfermedad las muertes vividas cada día, las muertes en vida: «quien de nosotros no haya muerto que lance la primera piedra». «El olor del pasillo» los olores y sensaciones de miedo y esperanza, mientras se espera el resultado de positivo o negativo, unas de las pocas referencias de la profesión de médico del autor. En «Las aguas altas del Sena», un poema que menciona el suicidio de Celan y de ese mismo río en epifanía de no querer morir. En «Letanía al azar» habla de los sin techo o pordioseros: «A nadie le interesa la mala suerte. Todos le vuelven la espalda».

Nos encontramos ante una obra muy bien recibida de un poeta que atiende a la realidad del tiempo presente

CUATRO. «Nocturno» tal vez sea el poema más singular sobre un tema clásico en literatura y poesía, el de los gatos: «Hacia las dos de la mañana el gato me lleva / a la cocina para / darme de comer. Esta noche se atrasa la hora / es esta la noche ideal para / la ilusión de los amantes (lo que suceda a esa hora / nunca / habrá sucedido)»; imaginación y confluencia de tres elementos, el gato, el cambio de hora y el amor. «Sala de espera» refleja, quizás el único texto, la profesión del poeta: «Pero / iba con retraso / la consulta».

CINCO. «Los que quedan segundos» nos habla de los que no triunfan en una sociedad competitiva: «me gustan los que no tienen suerte los que / casi lo consiguieron/ hoy me siento uno de ellos». En «El señor López y la república», un juego entre los funcionarios públicos y la poesía: «Es sabido / que Lopes ejerce la Función Pública (cuál es en verdad la función / nunca se hizo pública». Y en «El despacho del director»: «En la sala / del director no hay nada en la pared. Sólo existe un clavo donde se puede / colgar / una imagen de Cristo o el rostro / del dictador».

SEIS. «Vida interior»: «guardando una chaqueta de hombre a hombros de una percha (como / quien sueña que esconde un amante en el armario)». «Nómadas»: Sólo el amor detiene el tiempo sólo en él perdura el enigma / (lanzar piedras sin forma y el lago devolver círculos». En «Moraleja de la historia»: «Hay por cierto / una moral oculta en la alusión a que Eros y Thanatos / frecuenten los mismos círculos».

Por otra parte, las referencias a nombres de dioses o personajes juegan con sentido en los textos correspondientes -Hamlet, Afrodita, Laertes, Claudio, Celan, Newton, Riemann, Maxwell, Feynman- o de lugares: las Cuevas de Altamira, Birkenau o Auschwitz, Dinamarca, Estadio de Archaia Olympia, los Balcanes, las Torres Gemelas, Campo Santo, París, Monstmartre... y se ajustan no como nexos simplemente propiciatorios, sino más bien como contraste entre unas cosas y otras, en cualquier dirección que el poeta convenga. En este sentido, la correspondencia que se da entre los poemas «El Sr. Lopes y la república» y «El hijo del Sr. Lopes» de sucesión natural y poco cambio en las funciones públicas.

Es la evidencia de las palabras, que propician la imagen y se hace llave que abre expresiones cercanas que forman parte de alguna verdad, total o parcial, en versos que no dan la sensación de buscar una perfección encerrada en la idea ni el tema, lejos del poema total y redondo en el que todas las palabras van en fila sin desviarse y el mismo tono de emoción. En esta poesía importa mucho más el modo de establecer abierto el tema o temas, a veces en la misma composición, sin perder el equilibrio. Mirar para ver la posible verdad que existe en las cosas comunes y en la manera de mirarlas. Henry Miller nos dice: «Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una forma de ver las cosas».

‘Nómada’

Autor: João Luis Barreto Guimarães.

Editorial: Pre-Textos . Valencia, 2022.