Una madre que junto a su mimado y apijado hijo comparten estado mental disfuncional, emprenden un viaje de Nueva York a París para pulir los restos de su considerable fortuna. Les acompaña un gato que parece ser el espíritu reencarnado del millonario esposo/padre que falleció en circunstancias poco claras. No es normal encontrar al marido muerto sobre la cama y largarse a esquiar varios días como respuesta. El plan de la frívola y antigua excepcional belleza, ahora viuda, es acabar con todo el dinero antes de morir. A sus 65 años afirma que nunca ha ganado dinero, tan solo lo ha gastado. Sus últimos ciento setenta mil euros acompañan al trío por el Atlántico hasta llegar a la ciudad de la luz, donde se irán sumando una exnovia, una supuesta médium o una amiga al mismo nivel de dislate mental que la viuda.

La obra resulta un canto al nihilismo de vidas que, pese a disfrutar de todo lo esencial y complementario, se encuentran vacías y huyen hacia delante sin saber hacia qué lugar. Ella compra casas en lugares que nunca visita o subvenciona con generosidad a organizaciones benéficas de las que no sabe a qué se dedican. O esta declaración de intenciones: «Mi plan era haber muerto antes de que se acabara el dinero, pero no ha habido manera y aquí estoy». La excentricidad de este viaje físico y emocional se va complicando con la aparición de más personajes excéntricos, un médico, un vendedor de vinos o un detective privado. La carta de presentación de alguno no tiene parangón: «Soy un alma simple y no necesito el arte».

Magistrales diálogos con un vagabundo alcohólico, con el contable familiar o la amiga francesa. Una perla: después de preguntar en qué se gastará el dinero que le ha pedido un vagabundo, que afirma con absoluta claridad que será en bebida, la viuda le pregunta si al día siguiente no tendrá una resaca de campeonato y este replica que «las mañanas son para eso, señora». El gato Small Frank cobra también su cuota de protagonismo haciendo bueno el lema latino de los gatos romanos Libertas sine labore (Libertad sin trabajo) que tan bien cuadra al asunto. Se aprecia también una entristecida panorámica del desamor (con toque posmoderno) que sufren los personajes y les incita a la angustia existencial.

El viaje con extrañas encomiendas son propios del autor canadiense como el asesino a sueldo en el western The sisters brothers o la Europa del XIX en un cambio de edad poblado de barones y ladrones con Undermajordomo Minor. Una reminiscencia en este caso sobrevuela la obra, como aquel Ignatius J. Reily de La conjura de los necios, aunque con orden invertido en el foco; ahora es la madre la protagonista que expuesta a una hipérbole de insatisfacción acaba entregada a la indiferencia y falta de moral en sus actos, pasando por alto toda vileza, como si no hubiese el menor atisbo de moral en ejecutar lo que se cree conveniente. Por eso nos deslumbra la narración porque son espíritus libres de convencionalismo, para bien y para mal. La comicidad en este caso se mantiene en la superficie y no profundiza en las causas sociales de la llegada a tan esperpéntica situación, salvo la mirada hacia una clase alta hipócrita, con privilegios pero insustanciales. Eso no impide que haya momentos tan hilarantes que desembocan en la carcajada y se guarda un buen recuerdo de la lectura.

Lo mismo que The sisters brothers fue llevada al cine con Joaquin Phoenix de protagonista, en este caso ha sido la imagen bella y gélida de Michel Pfeiffer la que encarna a Francis Price, con disparidad de críticas. La novela llegó traducida a España el año pasado, un año después que la película. Lo que sí nos resulta evidente es el buen rato de lectura que nos proporcionan las obras de Patrick deWitt. Un cóctel de patetismo, ingenio y humor, que en nuestro momento desconcertante es bienvenido. No es tan fácil reírse de la autodestrucción y salir airoso. La crítica norteamericana de más peso lo ensalzó como un buen valorado «sigilo absurdo» o la «sensación de que podría haber sido mucho más». Nos situamos más cerca del primer terreno que del segundo.

‘Despedida a la francesa’

Autor: Patrick deWitt.

Editorial: Anagrama. Barcelona, 2021.