Se ha celebrado en nuestra ciudad, organizado por la Universidad de Córdoba, un ciclo de conferencias on line bajo el título El infinito en pie: 8 poemas de Góngora comentados, dos presenciales y la exposición Las mil caras de Góngora. En una de las intervenciones, Góngora y la generación del 27, el profesor y poeta Juan Carlos Abril señaló que las generaciones literarias son un error y, tal vez, lleve parte de razón. El concepto, desde los años veinte, Ortega y Gasset (1923), Mannheim (1928) y Abrams (1982) con nuevas hipótesis en las que no basta una cronología para sostener posiciones afines, tiempo individual y social, también debe incluir la participación en acontecimientos y vivencias vinculadas. La aparición de las redes revoluciona, en cierta manera, el lapso generacional, aunque no más allá de su propio espacio.

Abril pone el ejemplo del grupo conocido del 27, y formula que son 8 poetas los que representan a toda la generación, faltan otros y todas las mujeres. Tal denominación ya la puso en duda Pedro Salinas y algunos de ellos no se consideraron miembros del mismo. Algo parecido ocurre con los autores de los 70, que con el apelativo de novísimos solo señala a unos nombres y pretende encarnar a la totalidad de los escritores de este periodo, e incluso también sucede con la de los 80 y otras.

Sin embargo, aunque el método es discutible, no es el responsable directo de las ausencias de nombres, sino un cierto canon que se conforma y establece por diversas razones y criterios. Dicho de otra manera, este último dictamen nos priva de conocer a muchos más autores de cada una de las generaciones. Sea como sea, se trata -nos dice Villena- de que la poesía sea capaz de seguir haciendo arder, vibrar y estallar los nervios.