Se declara este año 2021 a la poeta Mariluz Escribano (Granada, 1935-2019) como Clásica Andaluza por su talento y radical compromiso con el ser humano, entre muchas razones, como ha declarado la comisión asesora del CAL. Nos congratulamos especialmente por esta poeta a la que quisimos, y cuya obra está para ser leída por las generaciones actuales. Entre los actos que conmemoran su memoria se halla la antología Cuando yo me vaya, cuya edición e introducción corresponde al poeta Fernando Valverde y el proemio a Remedios Sánchez, albacea y responsable intelectual de Mariluz Escribano Pueo. Ambos escritores lo hacen desde la profunda emoción y ternura hacia la persona desaparecida hace dos años. Valverde se refiere a su humanidad, su bondad, su esperanza, pero también al asesinato de su padre por orden del comandante Valdés, responsable también de la muerte de Lorca un mes antes. Recuerda que era Machado su maestro y afirma su honestidad como «cura contra el triunfante delirio de la mezquindad y la injusticia». Reproduce una carta de Víctor Escribano, tío del padre de Mariluz y gerifalte del alzamiento en Granada donde habla de ese final del padre asesinado, Agustín, y la carta final de este donde decía: «Muero sin saber por qué, sin que tenga conciencia de nada que haya podido hacer contra mi patria, a la que siempre he amado». E increpa Valverde a la ciudad de Granada por no haberle hecho justicia a su escritora antes de morir. Y a pesar de todo, destaca el perdón hacia los otros por Mariluz Escribano y su palabra reconciliadora, así como su «limpieza ética» y la tristeza profunda de sentirse mujer, y afirma que «así es la poesía de Mariluz Escribano, posiblemente la más valiosa escrita en España por una mujer de su generación». Muy emotivo y tierno es especialmente el proemio de la profesora Remedios Sánchez que se considera una discípula de Mariluz: «Mi forma de estar en el mundo a ella se lo debo y nunca he de olvidarlo». Hace un recorrido vital desde su nacimiento el 19 de septiembre de 1935, pero sobre todo un encomiástico camino por su memoria, el asesinato de su padre, la ida a Palencia con un año, el regreso a Granada con cuatro, su formación y su trabajo como catedrática de la Universidad de Granada, pero sobre todo incide en ser una poeta de la memoria y de la reconciliación civil. Y en un tono muy lírico y confidencial le habla a Mariluz de sus encuentros y su visión del mundo: «Yo te lo juré aquel junio de jazmines y almendros en flor: proteger tu memoria de paloma blanca de tan alto vuelo».

En el libro se reúnen cuarenta poemas de una gran calidad literaria pertenecientes a sus libros Sonetos del alba, Desde una mar de silencio, Canciones de la tarde, Umbrales de toño, El corazón de la gacela, Azul melancolía y Geografía de la memoria. Su lírica es intimista y memorial con el encuentro de lo social y la solidaridad, y con singular lealtad a la poética machadiana quizá en su definición de la poesía como palabra en el tiempo: «Y ahora, cuando el día es azul y es primavera» o «Andar por los senderos/ que la vida nos traza». Una mirada que va ahondando en la melancolía y la tristeza, «la serena tristeza», pero también en la esperanza, en el ámbito familiar y nostálgico de un tiempo y una ausencia (la del padre) siempre presente en sus versos y la madre, «fuerza sideral de los hondos caminos». Hay un encuentro con esa construcción de la identidad y la trascendencia de la naturaleza, el vuelo del corazón y su aleación de esperanzas y desconsuelos. Recobra la voz de la sangre y la ternura en versos de enorme sensibilidad y nostalgia donde el amor nunca tuvo lugar: «Aquí está la tristeza/ no hay mar para abarcarla con latidos». Su poesía es clara, directa, profunda, yendo a la raíz del sentimiento. Mariluz Escribano construye un estremecimiento firme con pocas palabras, directas y sencillas, y nos hace sentir inmersos en un doloroso pasado que remite al desarraigo interior de su familia como en «1936»: «Tus ojos, ya estrellados y dormidos/ olvidaron las últimas/ heridas de la pólvora en el aire». Poesía que nace desde la desolación y el temblor llegando a construir cierto idealismo neorromántico por el que fluye la pérdida, pero que aspira a la construcción de una identidad personal, social y ética «las pequeñas historias de la vida» que nos regalan olores, una vía contemplativa del mundo, un cúmulo de sensaciones que nos sirven para erigir esta memoria donde habitan «los sueños de la infancia». Sublime y cálida poesía que nos llega desde la dignidad, la ética, el humanismo y el reencuentro.

‘Cuando me vaya’.

Autora: Mariluz Escribano.

Editorial: Valparaíso . Granada, 2021.