Siempre es todo un acontecimiento literario la aparición de un nuevo libro de Domingo Villar, autor que deslumbrara a lectores y critica con la serie de novelas protagonizadas por el inspector Leo Caldas. Algunos cuentos completos, es una recopilación de relatos, escritos según confiesa el propio autor, «en un contexto íntimo», mostrando un registro nuevo de alguien que parece dominar el género breve con igual maestría que la novela. Todo un lujo de edición, por cierto, acompañado de los linograbados de Carlos Baonza, que no le vienen a la zaga. Y es que, estamos de enhorabuena… literaria.

Junto a escritores como Domingo Villar, regresan otros de sobra conocidos por sus quehaceres literarios, amén de por la persecución a que está siendo sometido en su país de origen: me estoy refiriendo, como habrán supuesto, a Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017 y otrora hombre de confianza del Gobierno sandinista y de su pope Daniel Ortega hasta su definitiva caída en desgracia y exilio a Costa Rica. Ramírez presenta estos días nueva obra, Tongolete no sabía bailar, mientras intenta mostrarse ajeno a las continuas amenazas que llegan desde el país centroamericano. Y es que, cuando se escribe la tercera entrega de una trilogía protagonizada por el inspector Dolores Morales desarrollándose la trama se desarrolla en la Nicaragua de 2018, bajo la represión desatada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra sus opositores políticos, cuando se intenta poner negro sobre blanco a las andanzas de Tongolete, personaje de ficción creado por Sergio Ramírez, apodo que recibe el jefe de los servicios secretos, solo cabía esperar la desafortunada reacción de quien en su día fuera su amigo y compañero de armas.

Y vamos a cerrar esta Carta del Norte con un autor a quien le tengo especial cariño desde hace muchos años. Un escritor incansable, viajero infatigable, que nos abandonara, prematuramente, hace ahora doce meses, pero que habría de dejarnos un legado en forma de testamento literario. En Queridos camaradas, la obra de Javier Reverte que traemos a colación, en la que llevaba trabajando más de quince años, nos habla de sus grandes pasiones, la literatura, los viajes, y presenta una suerte de memorias de un hombre comprometido con su profesión y con el país. No en vano, Reverte habla en Queridos camaradas de sus comienzos como periodista en diferentes medios, pero también de su compromiso político a la muerte del dictador, antes del definitivo descubrimiento del continente africano al que tantos libros dedicaría. Y si dije que iba a cerrar con Reverte, les he engañado, ya que he dejado para el final el fantástico volumen de relatos breves de Julia Otxoa, a quien sigo hace años, Tos de perro. Una muestra más de su talento y de su consagración como cuentista breve, aunque en esta ocasión no estemos ante sus microrrelatos. Otxoa nos sumerge en la memoria de su infancia, en su tierra querida y en recuerdos cálidos de luces y sombras para mostrar destellos de calidad de un tiempo pasado que nunca hay que olvidar. Felices lecturas y no dejen de comprar libros.