Ningún conflicto bélico ha tenido el eco de la guerra de Troya y ninguno lo tendrá. Homero compuso una epopeya que es un alegato contra la guerra y sus consecuencias. La ira y la cólera, que son las bases de la guerra y del poema homérico, lo destruyen todo. Sobre esta base, Theodor Kallifatides (Molaoi, Grecia, 1938) construye un relato ameno y adictivo que se lee con placer y expectación. Y ello, aunque la historia del asedio de Troya sea por todos conocida y ampliamente divulgada.

La trama de la narración de Kallifatides se enmarca en un pequeño pueblo de Grecia durante los últimos días de la ocupación nazi, en la Segunda Guerra Mundial. Una maestra llegada de Atenas decide llevar a los niños a una gruta cercana a la escuela para protegerlos de las bombas de los británicos. Allí, en la gruta, situada a unos cientos de metros de la escuela bombardeada, La Señorita -como la llaman sus alumnos- emprende la narración de la Ilíada. A los seis chicos y la única chica, Dimitra, no les interesa en principio la historia, pero la maestra empieza la narración. A medida que pasan los días, La Señorita avanza en el relato. Los alumnos asisten absortos al enfrentamiento entre aqueos y troyanos mientras la tragedia de la guerra está a las puertas de sus propias vidas. También ellos se ven afectados por la guerra, pues rara es la familia que no tiene a uno de los suyos entre los muertos. Y como en el propio asedio de Troya, también el amor se abre paso entre las bombas y las explosiones: la maestra está enamorada de uno de los pilotos alemanes; el alumno lo está de la maestra y Dimitra, la única niña de la escuela, de su joven compañero.

Theodor Kallifatides crea, a partir del relato del asedio de Troya, una obra que equipara todas las guerras, las iguala en el dolor y el daño que causan. La Ilíada es un relato de la cólera de Aquiles, sentimiento funesto que lo destruye todo, hasta a sí mismo. Solo la piedad y la reconciliación pueden acabar con el conflicto, como hace Príamo al conmover el corazón del Pélida. La ocupación alemana de Grecia es para Kallifatides un nuevo asedio de Troya que resalta, tras tres mil años, que la guerra es un mal consustancial al género humano, una condición inseparable de su forma de ser. En este sentido, El asedio de Troya es un relato antibelicista, como lo es la epopeya homérica. El autor introduce diversos paralelismos mediante una técnica en la que alterna el relato actual y el pasado. El niño observa la guerra y sus desgracias: una fuerza invasora que viene de lejos y que trae la muerte y la destrucción; un padre, maestro, ausente y prisionero de los alemanes; la sangre de los inocentes como la de los griegos capturados y sacrificados para satisfacer las ansias de venganza del comandante nazi al igual que los doce jóvenes troyanos degollados por Aquiles, inmolados ante la pira funeraria del amado Patroclo; y por encima de todo el llanto de las mujeres: las madres que lloran por sus hijos caídos, las esposas que se quedan viudas, las hijas que se quedan sin padre…

En el epílogo del libro el autor recuerda la fascinación que siempre tuvo por la Ilíada. Rememora el relato con admiración, como una fuente de inspiración y fantasía. Y también observa que a muchos en la actualidad les resulta muy difícil leer el texto original. En efecto, se trata de una lectura exigente para la que no se nos prepara. Kallifatides tan solo ha querido «que lo conozca más gente». Y lo consigue, sin duda. El relato cumple una doble función, pues si es cierto que cuenta de forma amena el asedio de Troya, también lo es que es mucho más que la simple descripción del conflicto bélico. Es una novela de amor y muerte, evocadora y entrañable, pero que tiene, como en el poema de Miguel Hernández, una tercera herida: la de la vida. Kallifatides hace que el joven narrador de la historia recuerde que fue en esos días, en la escuela y en la gruta, donde se enamoró por primera vez de La Señorita y donde, a la postre, encontró el amor de su vida con su compañera de juegos infantiles, Dimitra. A pesar de que la muerte no acabara con la caída de la ciudad, ni tampoco con la marcha de los alemanes, la vida, nos dice el autor, continúa. Y los únicos que se quedan solos son los muertos. El asedio de Troya es un relato clásico que nos cuenta esa guerra interminable que la humanidad libra desde el principio de los tiempos: la guerra de Troya cambiará de nombre una y otra vez, pero el conflicto perdurará mientras exista el ser humano.

'El asedio de Troya'

Autor: Theodor Kallifatides

Editorial: Galaxia Gutenberg

Barcelona, 2021

Traducción del sueco de Neila García.