Un año más, y a pesar de estar rodeado de circunstancias adversas, somos capaces de alejarnos de escenarios pantanosos para loar, ensalzar y celebrar nuestro particular día del libro. No podemos entender nuestra historia sin los libros. Desde el origen del más antiguo y primitivo, que carecía de soporte material, pasando por grandes puntales como el de la piedra, la arcilla, la madera, el papiro y el gran descubrimiento de la imprenta, hasta el moderno y electrónico de hoy que nos puede facilitar la elección y el momento más oportuno para deleitarnos con el placer de la lectura. De entre todos, yo me quedo con el libro de papel, ese que puedo hacer balancear sus delicadas páginas con mis amorosas manos, el que bajo y subo de la estantería las veces que me plazca, el que he elegido para regalar este año. Recordar que los libros nos pueden transportar al mundo maravilloso de la imaginación, convertir en realidad nuestros sueños, llenar nuestro corazón y nuestra mente de conocimientos infinitos. Y, como decía aquella hermosa y casi olvidada canción: «Todo, todo, todo está en los libros».