La construcción de la historia siempre es un asunto complejo cuando lo hacemos desde el ámbito de la narrativa porque operan elementos que la realidad invoca y otros necesarios para que la intriga y la verosimilitud de lo recuperado tengan sentido. Este binomio lo alcanza sin duda el escritor, doctor en Ciencias Químicas y profesor Fernando Martínez López, con una novela que ha recogido un mundo riguroso, una sensibilidad y una historia sugestivas y muy bien conducidas. Martínez López ha publicado algunas novelas como Tu nombre con tinta de café, Fresas amargas para siempre o Sanchís y el pergamino, y ha obtenido premios significativos como el Felipe Trigo o el Ciudad de Jumilla, habiendo quedado finalista en el Fernando Lara, Setenil o Andalucía de la Crítica, que finalmente ha obtenido este año con esta obra.

Tiempo de eclipse tiene la simbología en el título: un momento en la historia de España, en la Barcelona de 1922 y 1923, y el eclipse, aquí está asociado a la figura de Einstein y su teoría de la relatividad, y su visita, también histórica, a Barcelona y Madrid.

Desde la Semana Trágica del año 1909 en Barcelona persistía el hostigamiento entre anarquistas y empresarios, en una sociedad rota con enormes problemas sociales. En ese ámbito surge la figura del empresario Gerard Rovira, personaje muy bien construido, con su necesidad de destruir a los anarquistas y su pasión sexual, en una pulsión victimaria hacia Olimpia Balaguer, una traductora que está a su servicio a la que pretende conquistar. Pasión que va in crescendo a medida que Olimpia Balaguer rechaza al empresario acosador, alimentando un erotismo sublime que nos va anunciar una tragedia que no desvelamos al lector. Ambos mundos alimentan un magma textual que trata de reconstruir el novelista con gran sentido del espacio y el tiempo. Paralela a esta historia corre la de la llegada de Einstein a Barcelona en 1923 hasta que ambas convergen en un punto determinado cuando los anarquistas pretenden asimilar a su causa al genio alemán.

La novela está estructurada en un prólogo y epílogo breves y dos partes: la primera que se centra en el otoño de 1922 (tiene ocho capítulos y aproximadamente un tercio de la obra) y la segunda a partir del invierno de 1923 (con los veintidós capítulos restantes). Tras aludir al eclipse total del 29 de mayo de 1919 y su valor simbólico comienza esta primera parte con la presencia de Olimpia Balaguer y Gerard Rovira, los cuatro evangelistas, miembros de la CNT encabezados y la figura de Salvador Segui, el Noi del Sucre. Es un momento en que estaríamos ante el planteamiento de la obra, la presentación de los personajes y se va creando el magma del enfrentamiento, se perciben los negocios de Rovira con Alemania y la nazi frau Brunner con la que pacta el acto de liquidación de los anarquistas y el papel de Olimpia como traductora. Pero pronto, ya en el capítulo cuatro, aparece Einstein y Mileva en su ámbito familiar. Un cambio absoluto que genera esas dos vías iniciales de la novela a las que aludíamos y acabarán confluyendo cuando se nos anuncia que irá a Barcelona y Madrid para sendas conferencias.

En la segunda parte, ya en el invierno de 1923, va creando ese magma histórico, ese enfrentamiento con escenas diversas que lo revelan y el acoso de Rovira hacia Olimpia, la muerte violenta de su marido Lucas, escenas secundarias con Bartomeu.., al mismo tiempo que el recorrido de Einstein por Barcelona, lo que le permite al narrador anclar su visión sobre dos espacios: lo público (la situación del país), lo privado (la relación de Rovira-Olimpia y de Einstein con los anarquistas), así como los enfrentamientos constantes anarquistas-Rovira.

Martínez López ha logrado crear una buena novela en la que fusiona lo público con lo privado y el amor a uno de los genios del XX, Albert Einstein, cuya figura brilla con fortaleza. Las breves secuencias, la rapidez narrativa y la abundancia de unos diálogos muy bien conducidos poseen todos los principios para la conformación de una novela cautivadora para el lector que disfrutará con su narración a la que imprime tensión y suspense hasta las últimas páginas.