Estudiar y difundir nuestra literatura debe ser una prioridad de los gestores culturales. Si no lo hacemos nosotros, quién lo va a hacer. Esto es memoria con mayúsculas. La literatura de nuestros poetas se arraiga en nuestro imaginario colectivo y ahorma nuestras señas de identidad. Investigar y dar a conocer a escritores como Manuel Álvarez Ortega (Córdoba, 1923-Madrid, 2014) debe estar en la agenda de quienes se dedican a la cultura en Córdoba y en la Junta de Andalucía, por eso la Universidad de Córdoba y su vicerrectorado de Cultura (UCOCultura), juntamente con la Fundación Manuel Álvarez Ortega, han impulsado la publicación del libro Manuel Álvarez Ortega. Traducción poética, lucidez, crítica social y denuncia, libro editado por Juan de Dios Torralbo Caballero y publicado por la editorial Devenir, dirigida por Juan Pastor. Estamos ante un libro compuesto de 157 páginas y dividido en cinco capítulos que están presentados por una agradable introducción. Se habla de cinco poetas-traductores que comparten con nosotros sus concepciones sobre el oficio de la traducción y que se basan en las versiones que Manuel Álvarez Ortega realizó a lo largo de su carrera poética. Y así, los capítulos están firmados por Jacques Ancet, Jaime Siles, Jordi Doce, José María Micó y Laurence Breysse-Chanet. Cinco poetas-traductores contemporáneos que bien conocen el menester de la escritura, tal como dice Juan de Dios Torralbo Caballero en su presentación.

El primer capítulo se titula «Luz sin esperanza» y es obra de Jacques Ancet, el primer traductor del poeta cordobés a su lengua materna, al francés. El poeta francés revive sus primeros contactos con Manuel Álvarez Ortega y explica cuál fue la primera obra que tuvo en sus manos, deteniéndose en algunas de sus lecturas y viendo la poesía de Álvarez Ortega como «una visión de la existencia humana irremediablemente dedicada a la muerte y vista como una suerte de crepúsculo o de purgatorio que no abre a nada más que a la noche y a la desaparición».

Si en el capítulo segundo, el más amplio de la monografía, el conocido poeta y filólogo español Jaime Siles examina «La poesía de crítica social y de denuncia de Manuel Álvarez Ortega», centrándose sobremanera en las publicaciones de las tres décadas que van desde 1940 hasta 1970, el tercero es obra de Jordi Doce, que en «La vida de los otros» considera que el traductor opera en el cruce de los ejes sincrónico y diacrónico. Jordi Doce ahonda en las decisiones necesarias que el traductor debe adoptar y aplicar en su quehacer creativo y creador e igualmente revisa las primeras versiones de poesía francesa que Manuel Álvarez Ortega realizó, allá por los años 60, abarcando conceptos claves en los estudios de traducción como la (in)traducibilidad del texto poético o el carácter histórico de los códigos literarios.

En cuarto lugar, en lo que José María Micó titula «La creación poética como traducción del mundo: de Dante y Góngora a Manuel Álvarez Ortega», se relacionan Dante, Góngora y a Manuel Álvarez Ortega manifestando que «los tres se parecen en la voluntad de construir una realidad completa y autónoma, en el propósito de crear, por decirlo con expresión de nuestro tiempo, una realidad virtual, específica de la ficción poética, en el anhelo de diseñar un mundo imaginado y onírico que sea el trasunto de otras realidades, naturales, morales, teológicas, sentimentales o simbólicas». Finalmente, Laurence Breysse-Chanet, traductora y catedrática francesa, se detiene en «Itinerarios, aventuras: La traducción de algunos poetas españoles al francés», orlando su trabajo con muestras de sus propias traducciones y con referencias a revistas literarias señeras.

Tal como explica el editor, este libro se suma a una serie de estudios sobre Manuel Álvarez Ortega que ha publicado Devenir desde el año 2008, desde las investigaciones fundamentales de Asunción Córdoba Torregrosa y de Francisco Ruiz Soriano, hasta las ediciones más recientes de Blas Sánchez Dueñas (2018) y Rafael Alarcón Sierra (2019). Puesto que en el prólogo Juan de Dios Torralbo Caballero precisa que ya hay estudiantes investigando el patrimonio literario de Manuel Álvarez Ortega, lo laudable y justo sería que las instituciones y nuestros representantes políticos se involucren («apuesten») en la profundización de esta figura cultural cordobesa y que difundan su legado para hacer una cabal memoria de nuestra historia, de nuestra historia literaria que es nuestra memoria cultural y nuestras raíces.