La obra de Clive Staples Lewis (Belfast, 1898-Oxford, 1963) es ampliamente conocida en España. Con el tiempo, su faceta como escritor de ficción es la que ha llegado al gran público, sobre todo a través de su Trilogía cósmica y del conjunto de libros que integran Las crónicas de Narnia. Pero es a través de sus otros libros, cuya temática se ocupa desde la ética y la filosofía hasta la teología y la apologética, como se puede entender verdaderamente al gran autor británico, pues en estos laten las preocupaciones y los anhelos que se van a verter en sus obras más conocidas. Son el sustrato, los cimientos que sustentan el edificio literario de Lewis.

Las Cartas del diablo a su sobrino cumplen con la anterior afirmación. Se trata de un conjunto de treinta y una cartas que el demonio Escrutopo escribe a su sobrino Orugario. En las mismas, al modo de los espejos de príncipes medievales, Escrutopo aconseja a Orugario sobre las mejores maneras de hacerse con el alma inmortal de los humanos. Para ello despliega todos su argumentos demoníacos a fin de ganar al «Enemigo» en la guerra que mantiene con él desde el principio de los tiempos por las almas de los hombres.

El libro tuvo una aceptación que sorprendió al propio Lewis desde su publicación en 1942. Dedicado a su buen amigo, J.R.R. Tolkien, con quien formó el grupo literario The Inklings, en el mismo se descubre la principal fuerza que anima toda la obra de Lewis: la titánica lucha entre el bien y el mal que se despliega en el mundo narniano o en la Thulcandra y Perelanda de su Trilogía cósmica. La marca del diablo que no es otra que la mentira está presente en los consejos de Escrutopo, pero también tras la bruja que seduce a Edmund en Narnia o en los amorales científicos Devine y Weston en Más allá del planeta silencioso.

A pesar del tiempo transcurrido, la obra de Lewis no ha perdido actualidad, como no la perderá nunca el mal ni la batalla que libra con el bien desde los albores de la humanidad. A la pregunta de si cree en el infierno, el propio autor responde que «se debe representar el infierno como un estado en el que todo el mundo está pendiente de su propia dignidad y de su propio enaltecimiento, en el que todos se sienten agraviados». En una época en la que la comunicación se hace, fundamentalmente, a través de redes sociales; en una época de egos desmedidos y de soberbia, las palabras de C.S. Lewis resultan sorprendentemente certeras y actuales, como los son estas cartas que nunca pasarán de moda.

‘Cartas del diablo a su sobrino’.