El golpe de Estado y la inmediata guerra civil de 1936 quebraron todas las esferas de la vida de este país, también la normal custodia de obras artísticas, tema objeto de este libro, tan claro como exquisitamente documentado, donde se detalla el uso de las piezas como botín de guerra y como instrumento de desprestigio, expolio, tráfico ilegal de obras de arte, robos y adjudicaciones arbitrarias. Mucho se ha estudiado la política republicana y la franquista sobre el patrimonio artístico durante la Guerra Civil, en un contexto en que el gobierno republicano creó un organismo para custodiar y conservar los edificios y objetos de este tipo bajo el nombre de Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico. El intento por salvar las obras de arte goza de una amplia bibliografía, incluso se ha llevado al cine en la película La hora de los valientes, de Antonio Mercero en 1998, donde se muestra el esfuerzo por salvar las piezas del Prado gracias a la iniciativa de Josep Renau, que fue el artífice del traslado del Museo a Valencia, de ahí a Barcelona, Castillo de Peralada y minas en el Ampurdán. Acertada estrategia, pues no debemos olvidar que El Prado fue bombardeado y muchas de sus obras podrían haber desaparecido para siempre. Sobre este asunto hay datos y bibliografía abundante; por eso el autor se centra en un aspecto más novedoso, apenas tratado por la bibliografía: la política franquista sobre el patrimonio en la inmediata posguerra.

Arturo Colorado Castellary (Huelva, 1950) es catedrático de la Complutense con amplia experiencia en el campo de la investigación del patrimonio durante la guerra y posguerra en España. Ha dirigido varios congresos internacionales sobre la materia y cuenta con numerosas publicaciones en medios nacionales e internacionales. Es autor, entre otros, de los libros Éxodo y exilio del arte, La odisea del Museo del Prado durante la guerra civil y Arte, revancha y propaganda. La instrumentalización franquista del patrimonio durante la Segunda Guerra Mundial.

Pero lo que más llama la atención de su última obra, Arte, botín de guerra, que lleva por subtítulo Expolio y diáspora en la posguerra franquista (Cátedra, 2021), es el acierto de centrarse en un asunto del que hay escasa bibliografía: la gestión franquista, en la posguerra, de las obras de arte salvadas por la República durante la Guerra Civil. Ese es el centro de atención sobre el que giran sus páginas: el análisis minucioso acerca de cómo se protegió y dónde se ubicaron las obras de arte recuperadas del extranjero o preservadas en los almacenes dispuestos por las autoridades republicanas. Se observa que, durante el franquismo, hubo una falta de medios para recuperar las piezas en el extranjero y también una escasez evidente de instrumentos para realizar satisfactoriamente las devoluciones a sus legítimos propietarios.

Todo ello se detalla en este libro, con un seguimiento de esas miles de obras de arte, aquí hay una relación de unas 17.000, con una explicación muy bien documentada acerca de su procedencia, características y, siempre que se puede, de su ubicación actual. Muchas desaparecieron, otras fueron entregadas en depósito a particulares, a la Iglesia, al Ejército o a instituciones civiles o militares. Otras fueron reclamadas por varios particulares a la vez y ese hecho fue motivo de litigio entre ellos. Se produjo, además, la apropiación de todos los objetos de valor y obras artísticas de los republicanos exiliados, muertos o represaliados. De todo ello, el autor hace un estudio pormenorizado y detallado con muchas imágenes y amplia descripción de obras de arte incautadas por la República y almacenadas para su preservación durante la guerra civil.

La gestión de todo ese patrimonio artístico y, especialmente, la «entrega en depósito», desvela, en la posguerra, más sombras que luces. El método de adjudicación o de entrega en depósito no fue claro ni estricto sino chapucero y precipitado. El autor demuestra, con un prolijo desarrollo y con documentación actualizada, que en muchos casos se adjudicó a los nobles o la Iglesia sin tener certeza de que hubieran sido sus verdaderos dueños.

A través de abundantes imágenes de las obras, tablas, índices e importante bibliografía, se muestra el panorama global de la política franquista sobre el patrimonio en la inmediata posguerra, en un libro esencial para responder a la principal cuestión que dilucidan sus páginas: ¿qué hizo el franquismo con las miles de obras almacenadas o evacuadas por la República?

‘Arte, botín de guerra’.