Descubrir a los clásicos. Porque uno nunca sale de su asombro cuando lee por primera vez a un autor de la talla literaria de Ricardo Piglia, de quien ahora se acaban de editar sus Cuentos completos en la que fuera su editorial de toda la vida, Anagrama. Descubrir a los clásicos. Porque cuando uno descubre que no estamos ante un narrador cualquiera, sino ante un autor de raza, ante un teórico del relato breve, es cuando se acuerda de sus referentes, de Horacio Quiroga, quizás; de Julio Cortázar, seguro. Descubrir a los clásicos. Porque, aunque la obra corta de Ricardo Piglia ha sido la menos divulgada en nuestro país, salvedad expresa de algunos cuentos aparecidos en diferentes medios o de su Tesis sobre el cuento, lectura obligada en todos los talleres literarios de los años ochenta y noventa. Descubrir a los clásicos. Porque en esta antología estamos ante el mejor Piglia posible ahora que tenemos a nuestro alcance casi toda su narrativa breve completa en un solo volumen. Y digo casi porque no se encuentran sus Formas breves, a mi juicio de lo mejor de su obra, voluntades narrativas aisladas, segmentos aparentemente distantes pero que juntos configuran y recomponen como un puzle virtual una visión de la literatura y de la vida que nos acerca un poco a la idiosincrasia del autor. Cuentos experimentales, piezas magistrales dignas de Raymond Queneau en las que asistimos a la progresiva recuperación de un género narrativo llamado a mayores éxitos que los actuales. Y es que Ricardo Piglia siempre fue el necesario puente entre la literatura bonaerense argentina de Borges y Cortázar con, por ejemplo, Rodrigo Fresan. Toda una obra pues, plagada de consideraciones literarias que no suelen dejar a casi nadie indiferente. Descubrir a los clásicos.

Porque clásico lo es Piglia como también lo es Robert Walser, de quien ahora se edita Berlín y el artista. Conocido Walser por sus novelas El ayudante o Los hermanos Tanner, su obra breve ha sido menos divulgada, aunque no por ello menos importante. Autor de más de mil relatos breves, nada escapa a la aguda pluma del autor, conformando poesía en estado puro a partir de sucesos aparentemente triviales. Nos faltaba por conocer el personalísimo punto de vista artístico del autor, algo que se nos presenta en esta nueva entrega de la editorial Siruela. Y es que, como dice en el prólogo Thomas Hirschhorn, «Robert Walser ilumina lo pequeño, lo desatendido, lo que no parece serio ni aparente. Ilumina lo que está en la sombra y, por ello, para mí es como si sostuviera una linterna en la oscuridad». Descubrir a los clásicos. ¿Es Apollinaire un autor clásico? Por supuesto. ¿Lo es su libro Las once mil vergas? Por supuesto. ¿Ha sido un libro leído, prohibido y rebuscado en librerías de viejo hasta la saciedad? Por supuesto. No busquen más, Akal Editores acaba de reeditarlo en una cuidada edición solo apta para incondicionales del autor y del género. Y así, narrando las historias de Mony Vibescu, lentamente el surrealismo se nos iba apareciendo en el París de principios del siglo XX. Leamos a los clásicos, siempre. No lo olviden en estos tiempos de desapego cultural e intelectual.