Cántico frente a frente, de Manuel Gahete revive los agraciados momentos de apego y poesía en el sublime Grupo Cántico. Lo estructura en nueve apartados (dedicados a Ricardo Molina, Juan Bernier, Mario López, Julio Aumente, Pablo García Baena, Vicente Núñez, José de Miguel, Ginés Liébana y Miguel del Moral), un proemio y la bibliografía y notas de edición; se incluye también un riguroso prólogo de Antonio Varo Baena con una síntesis sensitiva y precisa de la poesía de Gahete: una lírica que nace en el otro y la naturaleza, con el recuerdo como esencia y las virtudes formales del ritmo y la estética, en consonancia con una actitud ética y de compromiso ante una realidad que le ha tocado vivir, esencia que compartimos de consuno.

Manuel Gahete recupera poemas sobre la amistad, pero también configura un libro propio y personal con una selección de grandes poemas. Gahete sabe muy bien que la poesía se construye con palabras, pero sobre todo con sentimientos. Y, sin duda, este libro es ciertamente una antología poética de la amistad, donde va tejiendo con el afable hilo que los une el recorrido vital de sus líricas.

Surgen los poemas de Ricardo Molina dedicados a sus compañeros, desde ese beatus ille inicial: «La mañana dorada/ deja en el agua virgen sus primicias». El artífice del grupo anima al mundo exterior a García Baena (1960), la figura más reconocida del grupo, y a Vicente Núñez le «alza la copa de su alma», en un brindis que une al reclamo de la esperanza, que recorre en el poema a José de Miguel o en la emoción de la Oda a Miguel del Moral: «Nube rosa ilusión despliega el iris/ abrumando la tarde…», pero también a Juan Bernier, tres poemas en tetradecasílabos, el extenso poema que se publicó en Españada, tan alabado por Victoriano Crémer, o los dedicados a Mario López. Poemas desde la generosidad y los afectos.

De Julio Aumente señala su invisibilidad: «Quizá ha sido el poeta menos visible de Cántico», al tiempo que su exquisitez, insurrección y elegancia

Los lazos de Juan Bernier con Ricardo llegan a través de «Caminando/ convierte en cal, en luz,/ la hondura ancha/ la tiniebla», pero también destaca las palabras de reconocimiento a la lírica de Mario López («la inteligencia, el arte o el sentimiento»)… así como, con especial énfasis, recorre sus textos en prosa, su memoria, en un poeta del compromiso: «Juntos recorremos calles, plazas, jardines de esta Córdoba, tan maravillosamente escénica, para los estados del alma más sutiles». Pero también surge con fuerza el poema «Pero él llamaba la muerte», a Mario López, con la evocación al Cernuda doliente: «La vida es bella como una atmósfera en una noche de luna».

Mario López es uno de sus poetas preferidos, recuerda varios poemas ofrecidos a sus compañeros donde está muy presente la temática temporal, la muerte en el ámbito rural y ese universo angosto del pueblo: «Vacía la casa, el silencio la fue habitando de yedra/ y años de humedad y largos ayeos de pájaros fríos…», pero también la Oda a Ricardo Molina: «Que fue verdad tu paso cantando entre nosotros,/ imprimiendo la huella de tu alma en las cosas».

De Julio Aumente señala su invisibilidad: «Quizá ha sido el poeta menos visible de Cántico», al tiempo que su exquisitez, insurrección y elegancia, y el que menos se prodigó en dedicatorias. Muestra dos poemas, uno con tono autobiográfico, con esa imagen del anciano lloroso que pide justicia, o la descripción de García Baena: «Preguntad a su alma cuánto abrumador peso/ de bordadas dalmáticas espesas de densas lacerías/ gravitan su terrible belleza…».

A García Baena dedica un buen número de páginas con la selección de textos como «Córdoba»: «¿Qué esperas del oráculo, Pablo García Baena,/ si tu vida es recuerdo, tapiado columbario…?». Aunque destaca el poema dedicado a Ricardo Molina, a quien consideraba entre sus poetas predilectos: «En Sandua aúlla el viento, Ricardo, como un negro/ animal lastimado que bajara del monte».

Una poesía construida desde la emoción y la conciencia que nos habla de la profusa generosidad de Pablo, el más generoso en las dedicatorias y el más admirado por ellos. Pero también nos llega la palabra de Vicente Núñez y su gran pasión por Pablo: «Yo vibraré un instante tan cerca de vosotros/ como de ti lo está, mientras viva, mi alma».

En definitiva, Manuel Gahete ha reunido magistralmente un compendio de poesía de calidad, de manos abiertas y argénteos relicarios.

'Cántico frente a frente'

Manuel Gahete

Edita Ateneo de Córdoba