¡Hola, parapoesía!, y la poesía ni siquiera responde. Son muchos los que ya han escrito sobre este tema, aunque no me importa sumarme. La lírica es algo ajeno a la vida literaria y a todo lo que parece que lo es en las redes sociales y también fuera de ellas, pero no hay que echar la culpa al espacio digital que no escribe los poemas, ni buenos ni malos, en algunos casos está sobrevalorada y acompañada por cifras de venta que marean, pero eso nada quiere decir y nada tiene que ver con la poesía que, sobre todo, es otra cosa. Es obvio que de todo hay en este aluvión de Facebook, bitácoras de crítica seria y otras de autobombo. La mala y buena poesía siempre ha existido, y hoy no es mejor poeta el que recibe en las redes cuatrocientos o quinientos ‘likes’.

¿Qué es poesía…? No seré yo quien escriba la tópica y consabida respuesta. Llevamos preguntando lo mismo ciento de años y hay pocos argumentos o ninguno, fuera de su formal definición. Por otra parte, y de esto se habla menos, desde hace mucho más tiempo la lírica ha roto corsés y barreras de los géneros, y eso es mucho más importante. Nada descubro ni lo pretendo, cualquier poeta que se precie sabe lo que es y lo que no es, y desde los distintos puntos de vista, desde el lado clásico y desde el otro extremo. Los jóvenes de hoy tienen internet y no es un mal medio, ni bueno ni malo, es el suyo, su tiempo, depende del uso que le demos, y es un escaparate de muchas propuestas. Pero no es cierto que la nueva poesía sólo se encuentre en dicho espacio. Todo en su justa medida. Vázquez Montalbán dijo: «Los dioses se han marchado, nos queda la televisión». Hoy, además, tenemos a las redes, pero no son las causantes, las redes no escriben los poemas.