La de la biografía es una técnica literaria compleja, que no siempre sus autores saben abordar adecuadamente. Se parte de una historia real, de una historia individual o una saga familiar, que hay que documentar sabiendo separar las voces de los ecos, la información cierta de la información tóxica. Todo ello sin olvidar que la biografía tiene su origen en la curiosidad que en nosotros despierta un personaje conocido, un personaje popular que ha triunfado en lo suyo, lo que nos suele poner en alerta sobre dos cuestiones principales: la primera, el saber cuáles han sido las fuentes que ha utilizado el autor para esa aproximación; y, la segunda, saber filtrar para diferenciar lo que son datos y hechos reales, seguros, de lo que son meras opiniones.

En el caso que nos tiene, ambas circunstancias quedan despejadas, tanto por la garantía de las fuentes, como por la imparcialidad del biógrafo. En Los Mann: historia de una familia (Navona People. 2019), Tilmann Lahme hace un notable ejercicio de pulcritud, pero también un gran esfuerzo para que el resultado de su trabajo sea ameno, casi novelesco, entretenido hasta el suspense y, en definitiva, despierte nuestra curiosidad.

La familia del Premio Nobel Thomas Mann, el autor de novelas, unas extensas, otras breves, como La muerte en Venecia, La montaña mágica o Tonio Kröger, es un modelo de originalidad e inspiración. El patriarca, el escritor Thomas Mann (Lübeck, Alemania 1875- Zúrich, Suiza, 1955) quien obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1929, casó con Katia Pringsteim, con quien tuvo seis hijos. El mayor, Klaus, necesitó apoyarse en las drogas para escribir alguno de sus libros, que no estuvieron a la altura de los de su padre, pero cuya redacción fue minándole la salud. La hija, Erika, también era consumidora de estas sustancias, aunque ella únicamente para evadirse de un mundo que no le gustaba. Michael fue un alcohólico que vivió del permanente sablazo económico a sus padres y Mónica e Elisabeth no lograron superar sus muchas contradicciones.

Es, con todo y con eso, como se ha afirmado, la familia más interesante de Alemania, pero aquí regresa la cuestión principal, ¿cómo evitar, al escribir la historia de estos ocho seres, todos ellos de notable inteligencia, opinar e incluso juzgar sus comportamientos? Laghme lo hace. Logra la máxima amenidad sin necesidad de caer en la tentación de intentar influir en la opinión del lector con sus opiniones. Otro aspecto clave, en mi opinión, de esta encrucijada, es el intentar establecer la cadena de influencias que tuvieron los unos sobre los otros, los hermanos entre sí y con sus padres, lo que supone añadir, a la literatura, un notable ejercicio psicológico.

La principal fuente de información de la que se vale el autor para la construcción de esta biografía son las más de 3.000 cartas, prácticamente todas ellas inéditas en español, que se conservan en el archivo general Thomas Mann de Zürich, así como fragmentos de diarios, documentos que nos muestran a un hombre en su vertiente más íntima, familiar, diaria, cotidiana, en la que se combina el consumo de drogas, con una economía muy desastrada, unas relaciones sexuales desconcertantes, nada ajenas a las prácticas homosexuales, y toda la debilidad de la incertidumbre.

Relevante es la comprensión que mostró del significado de la llegada del régimen nazi a Alemania, acontecimiento que Thomas Mann se resistió a condenar, quizá por el deseo de no enfrentarse a las nuevas autoridades y que esta pasividad ayudara a que le devolvieran muchas de sus propiedades incautadas al principio de la guerra, hasta que modificó sus apreciaciones y pasó a un rechazo frontal, cosa que sucedió, según Tilmann Lahme, tarde, o mejor dicho, «demasiado tarde».

La editorial señala como Tilmann Lahme reconstruye la compleja vida de esta familia en «una trama digna de Hollywood: la terca voluntad hacerse un nombre de los dos hijos mayores, la homosexualidad vivida con orgullo y la dependencia de las drogas, las aspiraciones musicales frustradas del más pequeño, los gustos cosmopolitas de todos, el compromiso de los años de guerra, las dificultades del exilio...», principales ingredientes de este libro biográfico que tanto se ajusta a la personalidad de Mann.

Lo digo porque el primer libro del Premio Nobel fue Los Budenbrook, familia de la que él procedía y que convirtió en una saga literaria en la que nos mostraba la historia de la familia y el descenso de su estatus social, algo similar a lo sucedido en esta biografía en la que se nos habla de la vida de una familia que atraviesa todo el siglo XX. 640 páginas, plenas de seducción y talento narrativo, gracias al cual se nos llega a olvidar que lo que leemos es una biografía real, y no una atinada invención literaria.