‘Avanzar’. Autor: Josep Maria Nogueras. Editorial: La Isla de Siltolá. Sevilla, 2017.

Uno de los rasgos de madurez poética en un autor radica en la depuración de cualquier estridencia que lo distraiga de su búsqueda personal o que pueda confundir el mensaje exacto que pretende entregar al lector. Josep Maria Nogueras (Alguaire, Lérida, 1969) va un paso más allá en Avanzar y nos ofrece un universo destilado hasta lo esencial, materia con la que elabora una poética de la transparencia. No hay apenas trampas, salvo las consustanciales al ejercicio de lo literario, pues sabe sugerir y modular con precisión el universo que desea plasmar. Y no solo en sus versos, también en sus fotografías queda reflejada esta misma concepción del arte. Por eso «Todd Hido», poema donde ambos lenguajes se unen, nos sitúa, en mi opinión, en uno de los ejes de Avanzar: «Entre la oscuridad y la neblina/se dibuja una casa:/¿quién la habita?/¿Cómo serán las vidas que esas paredes guardan?». El lector irá transitando los poemas de la mano de una voz que, intuimos, se ha ido templado y afinando para conseguir que hasta la última partícula aparezca tamizada por la «lenta luz del amor». De este modo, las afueras, su espacio poético, al contrario de lo que sucedía con García Casado, es aquí centro absoluto; territorio de la plenitud. Esto no quiere decir que rehúya el sufrimiento («esperas que estas aguas/se lleven río abajo/la melodía insomne del dolor), pero desenmascara su raíz: el tiempo y la muerte, y los reintroduce como elementos del ciclo de la vida. Avanzar supone penetrar en uno de estos ciclos, observando cómo se muere y se renace con los días y las estaciones.

La dimensión espiritual, con especial protagonismo de la oriental, recorre las páginas del libro, desde la cita inicial de Dogen al sutra budista del corazón («forma es vacío, vacío es forma») del poema «Más allá», pasando por haikus que son fogonazos de días concretos. Junto a esto, cierto panteísmo, da lugar a una idea capital: la de la unidad en todo. Así, el universo se condensa en la sonrisa del hijo o los caminos de los alrededores de la casa son el reflejo de sus propias venas. Revelador resulta el poema «Dominio mágico», un guiño a Joan Viyoli, autor que construyó con pico y pala una de las obras más interesantes de la lírica catalana contemporánea lejos de los círculos oficiales, buceando en el idealismo alemán y una particular visión de la naturaleza. Porque Avanzar comparte, en definitiva, esa determinación: la del que se ha forjado pacientemente una voz propia a base de indagar y experimentar por el mundo y, con el tiempo, como un San Juan de la Cruz que volviera a la casa sosegada, descubre que todo lo que ama y tiene que decir está ahí, en ese preciso lugar, instante tras instante.