Los datos del Centro de Investigación Sociológica sobre el sector del libro en 2015, que hemos conocido hace unos días, nos alertan de muchas cosas. La primera que hay casi un 40% de españoles que no leyó ningún solo libro en ese año, y esto es preocupante. Se publican más libros, eso sí, pero el informe La lectura en España 2017 es desolador. Al menos me lo parece. En este país se publica mucha basura, la prensa escrita agoniza, y hay un estancamiento importante de no lectores.

Que un país defina como «lector frecuente» a aquel que, al menos, lee una vez por semana es de risa. Solo menos de una cuarta parte de la población es usuaria de las bibliotecas, y la LOMCE ha eliminado de un plumazo el tiempo destinado a la lectura. Ustedes me perdonarán, pero nos quieren tontos, imbéciles.

Aunque sensación y percepción son dos términos semejantes, existen diferencias importantes entre ambos. Y esto viene a cuento sobre leer en papel un libro, o leer en un dispositivo móvil (ebook). Leer en papel, leer un libro, nos transmite unas sensaciones diferentes a hacerlo en ebook. Nuestros sentidos se agudizan más si disponemos del libro físico, se agudizan todas nuestras sensaciones, adquirimos sentimientos, los estimulamos. Pero, y es lo que me apasiona, las percepciones que conseguimos al leer el libro físico nada tienen que ver con leerlo electrónicamente. Nuestra conciencia, nuestro entendimiento, se hacen activos, manifiestan la interiorización de la información de la lectura y de todo su proceso. En la percepción logramos interpretar las sensaciones.

Leamos, y leamos en papel, debemos tocar el libro, olerlo, acariciarlo y gastarlo, las máquinas son artilugios artificiales, sintéticos y estériles. No hay vida en un ebook, y un libro es vida en sí mismo.