Otra Navidad más. Supermerca- dos abarrotados de dulces adelantándose con descaro a su fecha de consumición, el alumbrado instalado meses antes, insinuando cierta falta de luces en nuestra caótica mente. Veo sobrevolando en el belén, junto a la chimenea, en lugar de San José, la Virgen y el Niño, las caras atrevidas de los candidatos a las próximas elecciones. Estos días prenavideños serán diferentes, en lugar de villancicos sufriremos el bombardeo de debates y promesas políticas, escucharemos hacer proposiciones que no cumplirán, dibujarán un mundo de ranas encantadas que tras el beso mágico, depositado en el voto, se convertirán en apuestos príncipes. Esperemos que ese día tengamos las luces suficientes para votar con cordura, coherencia y sensibilidad, y quien gane disponga de esa varita mágica que nos lleve a la renovación y a la nueva puesta de largo de nuestra empobrecida y tristona democracia.