Las palabras poéticas brotan de un silencio habitado en esencia por una primitiva luz que las hace fulgir en la pura oscuridad. Los versos mejores son líneas de tierra iluminada, orillas pulidas por el resplandor del agua que baja entre sombras hacia un cálido remanso en el que, aún a oscuras, se puede navegar. No hay otro lenguaje estético brillante como aquel que produce una sutil fulguración en medio de la grisura cotidiana. Las palabras más hondas, las tocadas por la luz, son cantos rodados en el río del lenguaje, en el verdadero discurso literario: la literatura en esencia es sólo eso, o debe de serlo, hondura y resplandor. Y eso es lo que uno halla en este libro, y en todos los libros, de la obra incandescente del escritor José Manuel Caballero Bonald. En éste, además, la labor extraordinaria que realiza María José Flores Requejo urdiendo fragmentos de otros libros del autor consigue, al final, un retablo emotivo y esplendente, un genuino mosaico donde se incrustan diamantinas teselas poéticas y prosísticas bonaldianas que encandilan al lector por su belleza singular. Nada falta ni sobra en esta antología, sin duda la más genuina y sorprendente de cuantas han aparecido hasta el momento de la obra del escritor jerezano en nuestro país.

Ya de entrada, la autora de la selección de textos, María José Flores Requejo, nos ofrece en la presentación introductoria del volumen (que titula Somos el tiempo ) una diáfana visión de la obra literaria, tanto en prosa como en verso, de José Manuel Caballero Bonald. Ahí empieza sin duda el milagro de este libro, en el que la estudiosa hace un análisis completo diseccionando sin prisa, con amor, las claves que dan sentido a una gran obra en la que se fusionan y entremezclan géneros literarios muy diversos conformando un corpus genuino, singular. Así dice textualmente en la página 19 refiriéndose al autor: "Y quizá porque ha creído en la palabra, la palabra se le ha entregado, y es uno de nuestros escritores de lenguaje más rico, sugestivo y complejo, de extraordinaria abundancia léxica e imaginación adjetival".

No es preciso decir que coincidimos plenamente con la opinión de la antóloga y estudiosa, pues, como decíamos al comienzo de esta reseña, el auténtico lenguaje literario es "aquel que produce una sutil fulguración en medio de la grisura cotidiana". De este modo vemos que en todos los fragmentos prosísticos y poemas recopilados por la autora en el volumen aparece esa luz diamantina que impregna todo lo escrito por el autor jerezano. No obstante, no sabemos si adrede o inconscientemente, María José Flores en su atinada selección de textos ha optado por aquellos donde aparece en toda su hermosura y exhuberancia la tierra primigenia, el paisaje central que motiva la obra de Caballero Bonald, esa mágica Argónida, el coto de Doñana, que él ha esencializado dándole un sentido mítico y universal, a la altura de la Comala de Rulfo o Yoknapatawpha de Faulkner, por citar dos escritores clásicos y universales como él.

Tras la acertada y esclarecedora introducción, la autora del libro ofrece una breve y enjundiosa nota sobre algunos motivos que la movieron a la edición de éste, y así apunta que a la hora de hacer la selección de los textos se ha dejado llevar por su gusto --un gusto excelente, por cierto--, alternando poemas y fragmentos en prosa de un modo aparentemente aleatorio que, no obstante, bajo la mirada atenta del lector más avezado, adquiere un orden mágico, coherente en el plano puramente estético y, al mismo tiempo, en el plano argumental.

Estamos por ello ante un libro serio, enjundioso, riguroso y sobresaliente, absolutamente imprescindible para todos los seguidores y fieles lectores de la obra del premio Cervantes. Queremos hacer hincapié en ello, pues muy pocas antologías de las obras del autor --y son ya muchas las que han visto la luz-- abordan con tanto acierto y tanto tino, tan esencialmente, las mejores piezas, todas ellas magistrales, de Caballero Bonald. En este sentido, por citar algunos fragmentos memorables del volumen, recomendamos los correspondientes a las páginas 84 cantó el mochuelo ("Las ramas de la morera estaban inmóviles, como labradas con el cobalto metálico del cielo"), 106 Nocturno con barcos , 131 Bienaventurados los insumisos , 202 Compás de espera , 214 Un gran silencio , o 286 Antiguo verano ("Junto a la cal, la tórrida frontera/ donde empezaba a darse a conocer la vida").

Todas las piezas citadas, junto a otras de un firme calado narrativo y lírico, se ensamblan y anudan conformando un gran relieve, el dibujo de un mapa literario sustancioso que encandila y seduce a los ojos del lector que, guiado sin prisa por la mano de la autora (María José Flores ha hecho un buen trabajo) se acaba adentrando en una tierra iluminada, la de este libro completo, magistral que es relato, novela y poesía al mismo tiempo, definiendo la estampa de la tierra en su esplendor.

'Fábula y memoria'. Autor: José Manuel Caballero Bonald. Edición: María José Flores Requejo. Edita: Alianza Editorial. Madrid, 2014.