La cultura literaria española de la década de 1950 tuvo un sello propio al que pertenecen nombres ya memorables que seguramente no habrá que mencionar. Y Europa, como era de suponer, tuvo por el mismo tiempo una riqueza lírica y narrativa que desbordaría los límites nacionales de cada autor para germinar, con su influencia colateral, en la de escritores de otros países como España, que comenzó a prestarle interés por parte de nuestros estudiosos. Y viene esto a colación porque Alba Guimerá, Gemma Márquez y Blanca Ripoll han editado un extenso conjunto de artículos que Antonio Vilanova (1923-2008) publicó a mediados del siglo pasado y lo han titulado por ello La letra y el espíritu (1950-1960): Letras universales. Vilanova, profesor universitario y crítico --para Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre "el mejor crítico joven de España"--, publicaba por entonces sus artículos en el semanario Destino, y es una selección de ellos (concretamente, 54 artículos sobre literatura europea y americana) los que se editan ahora en la prestigiosa editorial Devenir.

A lo largo de las 310 páginas de este libro encontramos estos sucintos ensayos de Vilanova ordenados cronológicamente y mostrando "la incuestionable atención que el crítico profesaba a las literaturas extranjeras, en unos tiempos ásperos y difíciles". Se atiende, pues, a los principales nombres --casi una veintena, repetidos a veces para ser abordados desde variadas perspectivas-- de la literatura de aquel tiempo, empezando por Rilke, Herman Hesse, Tomas Mann (con su Doktor Faustus ), William Faulkner o André Gide, y continuando con T.S. Eliot, el italiano Quasimodo y el francés Albert Camus; luego Junger, Hemingway, Nabukov, Orwell... Explicada con objetividad, claridad y concisión, la literatura universal tiene en este volumen una cita inaplazable.