No es extraño que haya alguna trayectoria que vaya creciendo, aportando algo nuevo siempre en cada libro. Podría ser el caso de Manuel Moya, que con Apuntes del natural se alzó con el III Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado. No pensemos tanto en una estructura premeditada con sus partes bien secuenciadas, hablamos, más bien, de un buen puñado de poemas. Al fin y al cabo esa es la auténtica constitución de un libro, una serie de poemas enlazados por una serie de constantes comunes poético-vitales. Moya conoce bien este terreno, sabe desenvolverse en él con destreza y con la profundidad que cada momento requiere. Ello no hay que confundirlo con mostrar un artificio como es el poema de manera atractiva o bien acabada, sino también y sobre todo de dotarlo de pulso, de latido propio.

Y esos poemas que nos deja, bajo el epígrafe de apuntes sobre personajes, vidas, situaciones, vienen enmarcados en una perspectiva singular, ese distanciamiento, provocado, del yo, en la mayoría de las piezas, que no hace sino dotar a éstas de más envergadura, consistencia, con finales rotundos, sin lugar para las dudas, y con todo un acabado en la construcción del texto bien trenzado. Kafka, Rilke, G. Benn, Holderlin, V. Wolf, etc... son algunos de los nombres conocidos y relevantes que van pasando ante la mirada atenta y que han podido ir educando esta voz, a los que se les rinde tributo y con los que puede que se compartan muchos planteamientos vitales y experienciales, y se posibilita el descubrimiento de universos particulares y enriquecedores.

Sin embargo, no perdamos de vista esa voz pausada, ese fondo de cierta inquietud que destila por momentos, ese titubeo ante lo que el ojo ve o siente, ante lo que llega, que hace que el eje de la mirada gire en torno a lo más sencillo, mostrando ese punto de complejidad que pueden esconder las cosas, las situaciones, y dónde suele aflorar lo poético, en la hondura de la palabra que muestra su lado más contundente, sin fisuras, sabiendo qué tecla tocar en cada momento.

Ese distanciamiento, ese mostrar un instante concreto --dentro del poema-- de la vida de cada uno de esos creadores con un lenguaje sencillo y con un ritmo pausado y bien medido, ese contar y dejar siempre algo por descubrir tras lo que ofrecen las palabras, son elementos que, combinados acertadamente, dan lugar a esta serie de piezas sin apenas resquicios.

El comienzo del poemario, con una pieza sobre un cuadro de Hopper, es una manera rotunda de abrir este libro: saber que el tiempo existe mientras escribo este poema... son algunas de las perlas, bien contextuadas, que nos vamos a ir encontrando y degustando, en este itinerario cuyos apuntes, desde la sencillez y la hondura que se provoca, en la contemplación --porque lo visual como punto de contacto primero juega también sus bazas en este poemario-- nos harán volvernos hacia un libro que no es para olvidar ni desdeñar en la estantería.

'Apuntes del natural'. Autor: Manuel Moya. Edita: Vandalia. Sevilla, 2013