Me aficioné a los microrrelatos en USA, que es donde hay que buscar el éxito y el desarrollo de este tipo de texto, hoy en clara progresión en todas las literaturas, aunque queda mucho camino que andar entre los lectores y los críticos. El microrrelato es una vuelta de tuerca sobre el ejercicio de síntesis que significa el cuento respecto a la novela, sin que ninguno de los tres textos tengan relación genética directa conocida ni se puedan establecer dependencias; entre otras cosas, porque si vamos al origen --el que buscó Alejo Carpentier en Los pasos perdidos --, el primer relato fue una historia oral, quizás parecida al cuento de Rudyard Kipling El gato que andaba solo . Permítaseme la broma.

Sea, por tanto, muy bienvenida esta antología de microrrelatos con el sugestivo título de Mar de pirañas , en edición de Fernando Valls, publicada por la editorial menoscuarto.

Voy a utilizar términos como ingenio, síntesis y cierre en esta aproximación. Lo importante es la estructura, lo importante es el texto y el universo de significados que este propone. No es axioma que a mayor extensión, mayor intención ni mucho menos, pero es evidente que la limitación formal es un corsé estupendo para que cada palabra tenga un valor insustituible. En el microrrelato el peso y la medida de los que hablaba fray Luis de Granada son determinantes. Nada debe faltar ni sobrar. Un ejemplo de Carlos Almira. Arranca de un tópico, la inmortalidad se confunde con una estatua en un parque. El poeta la tiene y de bronce, metal noble. En el pedestal se reproducen algunos de sus versos. Nadie se acuerda de él, nadie se para. La supuesta inmortalidad es, en realidad, otra cosa que no desvelaré. Más he tardado en analizarlo que en leerlo. Son cinco líneas y una palabra.

La brevedad del texto es condición indispensable y tanto como ella es necesario el ingenio entendido como la capacidad de "saltar", de asombrar, de provocar. La sorpresa es fundamental. No es imprescindible pero la presencia del ingenio va cerrando el círculo de la perfección. Un ejemplo de Agustín Martínez Valderrama que se inicia con la frase: "La cena se enfriaba en la mesa" y termina con: "La carne rebozada fría no vale nada". Entre ambas, una tragedia, una persona que no se decide.

La destilación y síntesis del léxico y de las estructuras va acompañada, muchas veces, del cierre, del llamado efecto único. Lo curioso es que el cierre puede estar en el título, como en el caso de María José Barrios. El microrrelato se titula Mujer devorando una pantera . El enunciado es claro pero el lector no lo interpreta, en primera intención, en sentido literal. Es el desarrollo el que aclara y reafirma el título, pero eso no quita nada de su efectividad. Esa mujer se da cuenta de su poder. Se trata de una inversión de papeles, se rompe el orden de la causa y del efecto.

Una de las formas más rentables de microrrelato es el que se articula como una receta, como unas instrucciones. Todos hemos leído un folleto de este tipo. Es lo que hace María José Barrios. El punto de partida está fuera del texto, algo tan común como una pelea. La voz narrativa repite como una letanía: "Deja pasar, ve a hablar con ella, muéstrate frío, utiliza, Dile, échale, Abrázala..." Un magnífico ejercicio de yuxtaposición, una graduación del clima emocional, una mentira de principio a fin que acaba en una sola palabra, un verbo en segunda persona del singular que empieza por "p". Juan Alberto García Avilés retoma un tema frecuentado. Una prostituta desea "buscar un trabajo digno". ¿Dónde ir? A la oficina de empleo. ¿Quién la atiende? Un pobre hombre que admira su belleza. El texto acaba como era previsible pero la crítica al sistema de empleo es tan serena cuanto demoledora. ¿Una muerte puede ser pequeña? Para Luisa Castro, sí. Es de tradición encontrarse con el entierro de uno mismo, recibir anuncios y premoniciones de la propia muerte. Lo mejor de este microrrelato es el ambiente de niebla y de normalidad. Es cierto que los cementerios tienen aromas de museos. Los hay muy bellos pero no para Carolina Alegre.

Buenos recuerdos tengo, espero que Fernando también, de nuestras clases en la Menéndez de Santander. Coincidimos en muchas cosas. Le diré que los microrrelatos son de una gran utilidad en las clases de español.