El callejero

La plaza que fue convento

Este pequeño espacio triangular se ubica en parte del terreno que ocupaba el convento de las Dueñas

La plaza que fue convento

La plaza que fue convento / MANUEL MURILLO

A mitad de la calle Carbonell y Morand, antaño llamada del Císter, por el convento que allí existió, se abre una pequeña plaza de planta triangular que recibe el nombre de Cardenal Toledo.

Esta plazoleta surgió de la desamortización de 1868, ocupando parte del espacio del antiguo convento de Santa María de las Dueñas, que habían fundado en 1370 Egas de Venegas y Beatriz de Tortosa. Según cuenta en sus ‘Paseos por Córdoba’ Teodomiro Ramírez de Arellano, la plaza se creó en 1870 «para ampliar la estrecha y tortuosa calle llamada entonces Panadería» (la calle que delimita la plaza por el lado oeste). En el Catálogo de Bienes Protegidos del Conjunto Histórico de Córdoba se menciona que el estado ruinoso de los edificios que existían donde hoy se abre la plaza aconsejaron su demolición y fue ahí cuando se aprobó su transformación en plaza «para dotar de mayor ‘salubridad’ a un barrio de estrechísimas calles». En los edificios que quedaron en pie se ubicó la Guardia Civil años después.

Sin embargo, la plaza, que unas fuentes indican que rinde homenaje al cardenal Juan Álvarez de Toledo y otras al cardenal Pedro de Salazar Gutiérrez de Toledo, no se urbanizó hasta 1895, con proyecto del arquitecto municipal Patricio de Bolomburu, que incluye un pequeño desmonte y su arbolado, que hoy incluye magníficos ejemplares de cedro del Himalaya, limoneros, dos fresnos, algunos plátanos, acacias, ailantos y palmeras (datilera, canaria y washingtonia). La plaza fue reformada a mediados del siglo XX por Víctor Escribano y nuevamente en los 90 del pasado siglo.

El pozo del diablo

En el centro de la plaza había un pozo con bomba que en 1945 Víctor Escribano convirtió en la fuente central del jardín, que poca gente sabe que recibe el nombre de Las Dueñas.

El pozo, como casi todo en Córdoba, tiene su propia leyenda. Distintos relatos refieren que una noche estaba San Álvaro meditando en su cueva junto al convento de Santo Domingo -que él mismo había fundado-, cuando sintió una gran algarabía, y al asomarse pudo comprobar cómo descendía por la ladera -en otras versiones era por el cielo- una legión de demonios que explicaron al fraile que se dirigían al convento de las Dueñas a recoger el alma de la monja Juana Díaz, que estaba a punto de morir en pecado. Gracias a los rezos del santo y de las monjas que velaban a Juana, los demonios no consiguieron su objetivo, y enfadados, rompieron el brocal del pozo del convento, que bien podría haberse ubicado donde hoy está la fuente.

Hoy, la plaza es muy conocida por la taberna La Bendita Locura, establecimiento de ambiente cofrade muy concurrido. Durante varias décadas, hasta 2012, en ella se ubicó la sede de la Asociación Provincial de Joyeros y también ahí se encuentra la emisora de COPE Córdoba. Y una anécdota más: La primera sede de Diario CÓRDOBA se instaló en 1941 en el edificio número 9 de la plaza.

Vino a dar nueva función al desaparecido Colegio Francés, desmantelado en 1936. En el balcón principal se colocó esta pancarta: «Edificio adquirido. Redacción y Talleres de CÓRDOBA. Gran diario moderno de información general».

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