Historias del Centro

El Teatro Cómico y Principal

Las continuas aperturas y cierres se sucedieron hasta el incendio de 1892

El Teatro Cómico y Principal

El Teatro Cómico y Principal / Córdoba

En el mes de abril de 1800 abría sus puertas en la calle Ambrosio de Morales el Teatro Cómico, un pequeño teatro de madera que tenía capacidad para unas 300 personas, según algunas fuentes. Otras, como el renombrado Teodomiro Ramírez de Arellano cuenta una historia algo diferente. El autor cuenta que allá por 1782 se levantó un teatro provisional en un solar frente al convento del Corpus - la actual Fundación Gala - pero las quejas de las monjas del convento ante el Ayuntamiento - se puede consultar en el Archivo Municipal el memorial firmado por la priora Sor Ignacia de San José - provocaron que el obispo Baltasar de Yusta Navarro reclamase y consiguiera en 1784 la prohibición de las funciones teatrales. Sin embargo, en 1799, el empresario Casimiro Cabo Montero logró que el Rey le diese licencia para restablecer el teatro en Córdoba, adquiriendo «a censo» el solar, perteneciente a los duques de Rivas, y empezando a edificar el teatro Principal. A ello se opuso el Ayuntamiento, las monjas y los partidarios de la supresión de comedias, pero, protegido por la Junta de teatros del Reino, Cabo Montero logró terminar el edificio y empezar a dar funciones, aunque poco le duró la alegría pues en 1800 se suspendieron las funciones por la epidemia. Pasada ésta, quiso retomar la actividad y de nuevo empezó la lucha con los que estaban en contra del teatro, que esta vez se salieron con la suya forzando un concurso de acreedores, porque el empresario debía casi todos los materiales empleados en la construcción del teatro. 

Por fin, en 1807 el teatro retomó la actividad teatral protegido por los franceses, que no solo levantaron la prohibición sino que protegieron a la empresa con alguna subvención de los fondos municipales. Pero, de nuevo, en 1814 se prohibieron las representaciones teatrales en Córdoba. Cinco años tardaría el empresario en lograr por orden del Supremo Consejo de Castilla volver a abrir. Y no sería la definitiva. En 1821, por motivos políticos, se cerró durante una década. En 1831 se reabrió «con una buena compañía de ópera compuesta de notables cantantes españoles e italianos, que ejecutó con gran éxito varias partituras de los mejores maestros, con gran concurrencia y muchos aplausos del público, y así ha seguido siempre que alguna compañía lo ha solicitado, habiendo trabajado en él muy buenos actores dramáticos, algunos de ellos tenidos por notabilidades, como Teodora la Madrid, Adela Álvarez, D. José Valero, D. José Calvo, su hijo Rafael, D. Pedro Delgado y algunos otros que no recordamos», escribía Ramírez de Arellano.

Las continúas aperturas y cierres se sucedieron hasta el incendio de 1892

El teatro seguiría su actividad hasta que el 17 de julio de 1892, sufrió un pavoroso incendio y desapareciendo en pocas horas, no pudiendo levantarse sobre el mismo solar otro, debido a las ordenanzas municipales del año 1888. En aquel momento era propietario del teatro Manuel García Lovera, que se encontraba en el Teatro de Variedades, también de su propiedad, cuando recibió noticias del incendio del que dio cumplida cuenta Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos.

Aunque las ordenanzas impedían abrir un nuevo teatro, lo cierto es que el edificio se reconstruyó y parte del mismo estuvo arrendada desde principios del siglo XX al Real Centro Filarmónico Eduardo Lucena, que había sido creado en 1878 por el compositor y violinista cordobés (1849-1893). Fue entonces cuando se le dio el nombre de Centro Filarmónico Eduardo Lucena, pasando en 1904 a llamarse Real Centro Filarmónico, a raíz de la aceptación del Rey Alfonso XIII de su presidencia, tras una meritoria actuación del centro ante el monarca. Tras la adquisición del inmueble por la Junta de Andalucía, a finales de los años 90 del pasado siglo, el edificio fue remodelado, conservando su fachada ecléctica, ordenada con cuatro huecos por cada una de las dos plantas. El teatro se convirtió en un espacio multicultural y sala de exposiciones sin dejar de ser sede del Centro Filarmónico Eduardo Lucena. El Teatro Cómico Principal, como fue bautizado, fue inaugurado por la entonces consejera de Cultura, Carmen Calvo, el día 19 de febrero de 2001. Unos meses antes se firmaba un convenio entre la Consejería de Cultura y el Ateneo de Córdoba por el que se autorizaba al Ateneo el uso del salón de actos cuando no estuviera ocupado con actividades de la Consejería de Política Territorial y de la propia Consejería de Cultura, pero pronto este colectivo abandonaría el lugar.

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