EL ARCHIVO MUNICIPAL REABRE EN SU SEDE DE SÁNCHEZ DE FERIA
Estantes con alma e historia
El edificio luce con esplendor tras descubrirse una portada mudéjar, dotarse de una sala de exposiciones y aumentar su funcionalidad y condiciones para conservar los fondos

La directora del Archivo, bajo uno de los tres ajimeces de época y junto a la portada mudéjar recuperada.
«Por eso yo, Fernando, por la gracias de Dios rey de Castilla, Toledo, León, Galicia y Córdoba, otorgo y concedo al Concejo de Córdoba presente y futuro carta de fuero válida para siempre». Así consta en el, quizá, el documento conservado más importante por su trascendencia para la ciudad y para el derecho medieval (se exportó como modelo jurídico a otras nuevas ciudades de la época), un pergamino fechado el 3 de marzo de 1241. Se trata de una de las innumerables joyas del Archivo Municipal recién reabierto en la Casa de los Hoces de la calle Sánchez de Feria, lugar en donde el Ayuntamiento instaló su sede en 1969.
Y es que después de seis años de complicadas obras (hay pocas actuaciones de la Administración de esta complejidad que no se compliquen) la reentrada en servicio del archivo el pasado día 10 ha sido indudablemente la gran noticia del mes de febrero, en lo tocante al patrimonio en el distrito Centro; a pesar de no irle a la zaga otros hitos como el nuevo anuncio de la reforma del antiguo convento de Santa Clara, la marcha de los trabajos finales para poner en valor y hacer visitable el Templo Romano o los buenos datos visitas de la Mezquita-Catedral (ver pág.7 de La Crónica).
El artesonado y los ajimeces mudéjares y los dos patios brillan tras su recuperación
El caso es que la reapertura del archivo en su sede es todo un logro a celebrar que hace aún más importante la riqueza histórica y material de los barrios del casco histórico, empezando por el continente: el propio edificio.
Y es que la misma sede del Archivo Municipal es ya singular en sí misma, como lo demuestra (y es todo un lujo tener ese privilegio) un breve paseo por el edificio acompañado por la directora del servicio, Ana Verdú. Hablamos de un inmueble que se remonta a los años de la conquista de Córdoba por Fernando III y su graciosa repartición de la ciudad entre la Iglesia, los nobles y órdenes militares que le acompañaron en la campaña.

Pilar Moriel muestra un legajo del fondo, de 1539, con una cubierta de cuero también recuperada. / CÓRDOBA
El primitivo edificio le tocó a la familia de Los Hoces (o de Los Guzmanes, o de Los Córdobas, que también de esta otras formas se llama a la casa solariega) con muchas más dependencias de las actuales que se fueron segregaron o anexionando con el paso de los siglos.
Sin embargo, en el conjunto matriz quedaron elementos de valor tan extraordinarios, como sillares del siglo XIII, o la propia disposición del inmueble en torno a sus dos nobles patios ajardinados y con chino cordobés, dispuesto minuciosamente (algo exclusivo de las casas nobles), con uno con tres lados porticados con arcos de medio punto sobre columnas octogonales de ladrillo. No hay que olvidar el magnífico alfarje (artesonado) policromado con pinturas de estilo mudéjar pero ya con influencia renacentista (siglo XV), así como tres ajimeces mudéjares (ventanas arqueadas divididas en el centro por una columna) con antiquísimos elementos. Pero para darse cuenta del valor del edificio no ir muy lejos, la propia portada que da a la calle ya es una obra de arte civil gótica con su doble curvatura y el escudo de armas de la familia repetido tres veces.

Verdú, ante el fuero de Córdoba (1241), digitalizado y disponible en la web.
El caso es que las obras, bajo la dirección de la arquitecta Carmen Chacón y que han supuesto una inversión de tres millones de euros, además de recuperar y conservar todo lo anteriormente citado, que ya presentaba en algunos casos un fortísimo deterioro, han sacado a la luz entre otros antiguos elementos una portada mudéjar en uno de sus patios. Precisamente este nuevo atractivo da paso a la sala de exposiciones con la que cuenta por primera vez el Archivo Municipal, y que llevará el nombre de Leonor López de Córdoba. Porque no solo se ha recuperado lo antiguo. También la intervención ha tenido muy en cuenta la funcionalidad del edificio para cumplir sus cometidos presentes y futuros y facilitar al personal todo su trabajo. De ahí la nueva sala de consulta con 18 puestos, la accesibilidad, la disposición de sus dependencias de acuerdo a las funciones...
Por el contenido
Pero el casco histórico de Córdoba también recupera un valor, no solo por el continente del Archivo Municipal, también por el contenido. Ciertamente, en los diez kilómetros de estanterías del gigantesco registro se conserva la historia de todo el municipio, pero no deja de ser la memoria de una ciudad hasta el siglo XX prácticamente coincidía con el actual distrito Centro. De esos kilómetros de baldas, por supuesto, no todos los documentos se guardan en la antigua Casa de los Guzmanes, ya que hay otros fondos en el edificio de Capitulares (los más útiles para las tareas cotidianas) y en una nave acondicionada del Polígono del Granadal donde se preserva el grueso de documentos más o menos reciente. Para el noble edificio de la calle Sánchez de Feria (por cierto, la vía lleva el nombre de don Bartolomé, el ilustrado médico investigador que precisamente habitó esta casa en el siglo XVIII) quedan los documentos más relevantes. ¿Dónde? Pues en unas habitaciones con el más moderno sistema de inertización de aire, con la humedad controlada y donde el oxígeno se restringe al 16% (el que hay en la cima del Everest, a casi 9.000 metros de altitud) para conservar pergaminos y papeles frenando la natural oxidación del material y el desarrollo de hongos y bacterias. Está terminantemente prohibido estar más de una hora seguida en ese entorno para que la hipoxemia en sangre no cause fuertes dolores de cabeza e incluso la pérdida de la conciencia. Y, todo ello, en una cámara casi acorazada y de armarios ignífugos que preservan durante horas los documentos en caso de... Bueno, Ana Verdú reconoce que jamás emplea la palabra más maldita entre los archivistas y documentalistas: «Fuego».
Los documentos se guardan en una cámara con oxígeno reducido para evitar que el material envejezca
Y no solo hablamos de documentos, como los pergaminos de actas, que uno a uno restaura en su nuevo taller-laboratorio la experta Pilar Moriel. También se encuentran catastros, censos de vecinos, padrones, pruebas de nobleza, quintas de reclutamiento, registros civiles, expedientes de sangre... Además de un fondo fotográfico ingente, que sigue aumentando, como con la reciente compra de dos grandes colecciones privadas. Todo ello a disposición de investigadores, expertos del sector inmobiliario o simplemente particulares interesados que quieran consultar los fondos, bien presencialmente (siempre con cita previa en la web del Ayuntamiento o a través de archivo@ayuncordoba.es), o a través de la potente web https://archivo.cordoba.es/. Una maravilla informática al alcance de un clic que hay que visitar aunque solo sea para curiosear y dejarse sorprender por la historia de Córdoba.
El patrimonio humano
Al continente y contenido del Archivo Municipal hay que sumar un tercer patrimonio, el humano, que no se limita a la lista de ilustres habitantes en el pasado del inmueble hasta que hace 56 años se destinara a su actual función. Los citados Bartolomé Sánchez de Feria, Enrique Pérez de Guzmán (marqués de Santa Marta), su aristócrata y torero hermano Rafael... En la actualidad siguen la estela el equipo de trabajadores de este servicio municipal, expertos en cada una de sus labores y reconocidos por su cercanía con el usuario de este servicio municipal.

Legajo con las páginas restauradas una a una.
Una institución centrada en salvaguardar del pasado pero con todo el futuro por delante. Y no es una licencia poética. Sin ir más lejos, Ana Verdú ya ha confirmado a La Crónica el próximo retorno del Archivo al Concurso Municipal de Patios, fuera de competición y en la categoría de Patio Institucional, que es lo que corresponde a tan noble conjunto ligado a los patios. Por cierto, viene bien recordar que el Archivo Municipal y la labor de su directora fue clave en su día para obtener el reconocimiento de la Unesco de estos recintos tradicionales cordobeses como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Y también mirando a ese futuro inmediato se encuentra una muestra que el Archivo Municipal ultima para antes del verano, aprovechando que la reforma ha dotado al conjunto de ese magnífico espacio expositivo a inaugurar de la sala Leonor López de Córdoba. El objetivo va mucho más allá de guardar unos fondos documentales, explica Verdú sin disimular su entusiasmo, «Córdoba, desde el archivo, va a hablar con sus papeles. Esa anciana dama quiere hablar y va a contar su historia». Habrá que volver al archivo a escuchar.
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