En 1951, Miguel Hortelano abría en la calle Gondomar Óptica Cordobesa. El nombre del establecimiento lo dice todo. Era una óptica de Córdoba para los cordobeses y así sigue siendo 72 años después y ya con la tercera generación de la familia al frente del negocio, que se trasladó a su actual ubicación en la calle Málaga al estrenar los años 70 del pasado siglo, cuando estaba terminando sus estudios Juan Miguel Hortelano, que se incorporó en 1973 a la empresa, al frente de la cual ha estado hasta su jubilación en 2017.

Para María Luisa Hortelano Pozo, la actual gerente de la óptica, el secreto de más de siete décadas de servicio es la atención personalizada al cliente, buscando siempre ofrecerle la mejor solución posible a su problema de visión. No deben estar haciéndolo mal cuando los nietos de la clientela del fundador son hoy los clientes de María Luisa.

Imagen del interior del establecimiento.

La optometrista -especialista en optometría infantil y terapia visual-, lleva más de 20 años preservando la salud visual de sus clientes y pacientes. Ella afirma que ha aprendido de su padre, con quien compartió casi 20 años de profesión hasta la jubilación de éste en 2017, y de su abuelo, porque como vivían muy cerca prácticamente «echó los dientes» en la óptica de la familia.

Su premisa es la seriedad y profesionalidad a la hora de trabajar, y sus clientes y pacientes les recompensan con su fidelidad.

Progresivas

Óptica Cordobesa se ha especializado en las lentes progresivas. De hecho, Hortelano se enorgullece del alto índice de éxito en la adaptación de sus pacientes a las lentes progresivas. «En el éxito de la adaptación intervienen tres cuestiones: una buena refracción, es decir, una buena graduación, una lente de calidad y un montaje perfecto», explica la responsable del centro.

Para lograrlo, en el establecimiento hacen un exhaustivo estudio de cada paciente. A la hora de graduar, «tenemos en cuenta un montón de distancias de trabajo, qué uso se le va a dar a esa gafa», señala Hortelano.

Imagen del exterior de Óptica Cordobesa.

De esta forma, combinan la experiencia del cuidado de los ojos con la última tecnología de lentes, lentes personalizadas para garantizar los máximos beneficios de la visión. «Vienen muchas personas que no han tenido buena experiencia con la lentes progresivas, en muchos casos, recomendados por clientes satisfechos», comenta.

Versatilidad

Si bien Óptica Cordobesa está especializada en la adaptación de lentes progresivas, realizan cualquier tipo de lentes para la corrección de distintas patologías. En este sentido, María Luisa Hortelano asegura que «éste es un trabajo muy personalizado» y «nos adaptamos a cada presupuesto, pero siempre con una buena graduación, un buen montaje y sabiendo perfectamente las necesidades y el uso que se les va a dar a las gafas, porque no es lo mismo un platero, que una persona que trabaja con un ordenador, que una persona que las usa para ir por la calle y mirar un escaparate, y que no puede llevar un progresivo de pasillo ancho de cerca porque se golpearía con lo que quedara a los lados». Por ello, es tan importante «un buen análisis del cliente para ver qué uso le va a dar a las gafas y eso requiere tiempo y un trabajo muy personalizado».

Tecnología

Para dar el mejor servicio posible, esta óptica cuenta con tres puestos de atención al público y en un local anexo se ubica el gabinete de refracción, donde se realizan las mediciones necesarias para la correcta graduación. Además, el establecimiento cuenta con su propio taller ubicado en la planta superior.

La técnica no sería suficiente sin el buen hacer de los profesionales, que no solo se limitan a fabricar las gafas más adecuadas para cada persona, sino que también prestan consejo sobre la salud ocular y la mejor forma de proteger la vista.

En cualquier caso, su objetivo es asesorar tanto técnica como estéticamente a sus clientes, y todo con la máxima calidad.