HISTORIAS DEL CENTRO

La Córdoba de Cristóbal Colón

En Córdoba conoció a Beatriz Enríquez de Arana, madre de su segundo hijo, Fernando

Conjunto escultórico de Pablo Yusti, que rememora la entrevista de Cristóbal Colón con los Reyes Cristianos,

Conjunto escultórico de Pablo Yusti, que rememora la entrevista de Cristóbal Colón con los Reyes Cristianos, / FRANCISCO GONZÁLEZ

En los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos podemos encontrar un conjunto escultórico de Pablo Yusti, que rememora un hecho histórico de enorme importancia: La entrevista de Cristóbal Colón con los Reyes Cristianos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, para lograr su apoyo a su ambicioso proyecto de viajar a las Indias a través del entonces ignoto Atlántico. Mientras en Córdoba se defiende que ese encuentro tuvo lugar en el propio Alcázar el 20 de enero de 1486, el cronista real Don Hernando de Pulgar (1490) defiende, en su Chrónica de los muy altos y esclarecidos reyes Cathólicos don Fernando y doña Ysabel, que la entrevista tuvo lugar en el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares, a donde los reyes se habían trasladado desde Córdoba para pasar el invierno.

Lo que sí se sabe es que Colón había llegado a Córdoba en 1485, siguiendo a la Corte, con la intención de lograr audiencia real. El marino consiguió hospedaje en el convento de la Merced, hoy sede de la Diputación de Córdoba, en el que los monjes mercedarios le cedieron una de sus celdas.

Hasta la firma de las Capitulaciones de Santa Fe, suscritas el 17 de abril de 1492, Cristóbal Colón pasaría largas temporadas en Córdoba, siguiendo a los reyes, que en aquellos años de la reconquista se establecían en la localidad de primavera a otoño. Así, incansable en su propósito de lograr el apoyo de la Corona de Castilla a su expedición, un apoyo que no le era negado, pero que no terminaba de llegar, Colón volvía a la ciudad en donde conoció a la que fue la madre de su segundo hijo.

Cristóbal Colón había conocido en 1479 a Felipa Moniz, hija de un famoso navegante portugués, Bartolomeu Perestrelo. Se casaron de forma inmediata, probablemente, porque la joven estaba embarazada, porque alrededor de 1480 nació su hijo Diego. Tras la muerte de Felipa, aproximadamente en 1485, el navegante huyó a Castilla junto con su hijo. Fue entonces cuando, buscando la financiación de los monarcas, llegó a Córdoba en donde conoció a Beatriz Enríquez de Arana, que era hija de unos pequeños agricultores residentes en Santa María de Trassierra, Pedro de Torquemada y Ana de Arana. Beatriz quedó huérfana muy joven y se fue a vivir con unos parientes en Córdoba, en donde a los 20 años, conoció al marinero en la Catedral. De su intensa historia de amor nació en 1488 el segundo hijo de Colón, Fernando, que fue legitimado por su padre, que nunca llegó a contraer matrimonio con su madre. Según la Real Academia de la Historia, probablemente, el matrimonio no se produjo por la diferencia de clase social entre el descubridor, ascendido a virrey y gobernador, y la hija de unos campesinos.

En 1991, unas obras para el ensanche de la carretera en la barriada dejaron al descubierto la casa, en la que supuestamente vivió Colón y que, según documentos que presentó en su día el canónigo archivero de la Catedral, Manuel Nieto Cumplido, sería propiedad de Beatriz, que se hizo cargo de los dos hijos del navegante cuando marchó a las Indias. Beatriz actuó como madre verdadera del primogénito de Colón y llegó a recibir el reconocimiento de la propia reina Isabel por ello. En un memorial del almirante de 1502, el descubridor encarga a su heredero Diego cuidar de ella como si se tratara de su madre: «a Beatriz hayas encomendado por amor de mí, atento como tenías a tu madre: haya ella de ti diez mil maravedís cada año, allende de los otros que tiene en las carnicerías de Córdoba». Poco antes de morir Cristóbal Colón, en el codicilo del 19 de mayo de 1506, se sincera así: «Digo y mando a Diego mi hijo o a quien heredare [...] que haya encomendada a Beatriz Enríquez, madre de don Fernando, mi hijo, que la provea que pueda vivir honestamente, como persona a quien yo soy en tanto cargo. Y esto se haga por mi descargo de la conciencia, porque esto pesa mucho para mi ánima. La razón de ello no es lícito de la escribir aquí».

De la buena relación con la familia de Beatriz da testimonio el hecho de que dejó a Diego de Arana como gobernador en el Fuerte de Navidad, primera colonia española en América. Además, escribió al Concejo de Córdoba de la noticia del descubrimiento de lo que él pensaba que eran las Indias.

A su vuelta del primer viaje, Colón regresó a la capital cordobesa en 1493 y se llevó a sus dos hijos, sin que se sepa si volvió a tener contacto con su amor cordobés, a la que asignó una pensión para que pudiera mantenerse.