-¿A cuántos cordobeses ha ‘casado’? Ya sabe a qué me refiero, ¿a cuántos ha vestido de boda?
(Sonríe) Miles. Miles (repite, ya pensativo). Hubo una época en la que yo hacía diez trajes diarios. Cuando volví de Barcelona de sacarme el título, llegué con veinte años y con una idea distinta de la sastrería. Por mi tienda han pasado Kubala, Babá, Onega... Todos los famosos... todos. Mi casa era la secretaría del club... ¡Si soy socio de honor!
Y ahora que las familias y las bodas han cambiado tanto... ¿Hay algún traje para divorciarse?
(Ríe). Pues no va descaminado. Las segundas nupcias también necesitan traje. Hay muchos reparos en volver a casarse con lo mismo. ¡Ni lo permite la mujer! A más de uno le he vendido un traje de boda tres veces.
Después de casi 70 años en el comercio, ¿qué ha cambiado más?
Bueno... Para empezar, ese cliente que llegaba para disfrutar de ser atendido y al que tú disfrutabas atendiendo... ese se ha perdido. Hay personas que entran a la tienda y no dicen ni buenos días, como si estuvieran acostumbradas a entrar en un supermercado, a algo impersonal. Ese cariño de llegar el cliente, ponerle la silla, escucharle... eso se ha perdido por completo.
Hábleme de las etapas que ha visto en la calle Cruz Conde.
Puedo hablarte de cruzarme con Antonio Machín cuando estaba El Bolero, cuando estaba El Siglo... Al final de Cruz Conde había un almacén de construcción y me acuerdo de aquella primera tienda que empezó a vender confección, Floma, una empresa de Madrid que se estableció aquí. Luego llegaría esa segunda época con Dolores Muñoz, Almacenes San Rafael... Cuando empezó a despegar la economía y la calle Cruz Conde cogió un prestigio como pocas en España. Luego aquella época de Orga, Millán, Blasco, Dolores Muñoz, Los Caminos, Figueroa... En Cruz Conde llegamos a estar siete tiendas de caballero. Los locales estaban a precio de oro.
Lo siguen estando, ¿no?
Ya no. La calle Cruz Conde ha bajado muchísimo. No existe el comercio de calidad, de prestigio, que había antes. Son otros tiempos, las grandes superficie han arrastrado a las marcas. Verá que se ha multiplicado en la calle la hostelería, consultas, pequeñas tiendas... Hasta hemos tenido una época hace poco con 18 locales cerrados, que eso no lo he conocido en la vida.
¿Y a qué se puede deber que Cruz Conde sufra más el cambio?
Bueno... yo fui de los que luché para que se peatonalizara la calle. Pero si pasas por aquí de noche... esto es un túnel. No hay iluminación. Hemos hablado mucho con el Ayuntamiento y no ha servido para nada en 15 años. Apagamos un año los escaparates como protesta para que la gente se diese cuenta de la oscuridad que hay. Cuando preparaban la reforma de la calle, hablé con el entonces alcalde, una buenísima persona, que Dios lo tenga en su gloria, y le dije: «Andrés (Ocaña), ¿cómo que se va a meter arboleda en una calle tan estrecha? Eso va a matar el comercio en la calle...», Y así ha sido, ahora que lo vemos con quince años de perspectiva.
¿Cómo va la campaña de Navidad?
La campaña se presenta muy tranquila, y nosotros los sentimos más porque tocamos un producto medio... alto. Y ahora está todo el mundo por la prenda económica, barata.
Está surgiendo con fuerza un movimiento que aboga por comprar menos prendas, pero de mayor calidad. Duran más y son a la larga más económicas y ecológicas.
Yo, desde que estoy en el comercio, conozco la marca Lacoste, que te sirve para seis, siete, ocho temporadas... Y mire ahora: hay Lacoste.
¿La sastrería está ya en el sector de la artesanía?
Sí, sí. El pret a porter ha funcionado, claro, y ahí está. Pero lo de trabajar selección, grandes firmas, categoría... ¡Es que no quedan apenas en España! La sastrería ha sido muy importante en Córdoba, junto a los joyeros. ¡Qué pena que también ha pegado un bajonazo! La joyería mantenía Córdoba.
Pero también hay ‘reinos’ florecientes. Pienso en Silbon.
Yo los admiro. Una empresa que ha salido de Córdoba con una prenda bonita, con mucho estilo.... ole y ole. Está creando marca y eso es muy, muy difícil.
Pues hay quien cree que si a la competencia le va mal, a uno le irá bien.
Con 68 años en el comercio, le digo que si al vecino le va bien, a ti te irá bien. A Silbon me lo traje a Cruz Conde. Son muy amigos y les acompañé a ver el local, porque hay que evitar que la calle se muera. Piense en alguien de la provincia (vivimos mucho de la provincia) que tiene como referencia la calle Cruz Conde. Donde hay que estar es donde está el comercio.
¿Sabe que hay gente que está vendiendo en el metaverso?
¿En el meta... qué?