Pueblos de Córdoba

Marco Aurelio en un pueblo de Córdoba: ¿sabías que el emperador estoico tiene raíces cordobesas?

El gobernante romano, uno de los principales referentes del estoicismo, tan de moda en los últimos años, tenía ancestros en la provincia

Marco Aurelio en un pueblo de Córdoba: las raíces cordobesas del emperador estoico

Diario CÓRDOBA

Manuel Á. Larrea

Manuel Á. Larrea

Quizás uno de los aspectos más desapercibidos de la vida de Marco Aurelio (Roma, 121 - Sirmio, 180) sea su origen cordobés. Su nombre resuena en internet y en las redes sociales como nunca (seguro que el lector se ha topado con alguna reflexión de su autoría). Es sinónimo de grandeza, de temple, de la buena política y, sobre todo, de estoicismo.

Sus Meditaciones, diario convertido en libro, está en los estantes de todas las librerías, porque sus reflexiones personales son refugio para quienes buscan salir adelante en el torbellino de conflictos y crisis (no solo de las económicas) que azotan a la sociedad moderna. Y eso ha hecho que tanto él, como la filosofía estoica, hayan experimentado un impresionante 'boom' en los últimos años. Pero, ¿sabías que uno de los principales referentes del estoicismo tiene raíces en un pueblo de Córdoba? El último de los cinco buenos emperadores de Roma nació en la capital del Imperio, pero sus raíces hay que buscarlas en la provincia de Córdoba. La familia de Marco Aurelio era oriunda de una colonia romana de la antigua Bética, de una actual localidad cordobesa. Allí nació su abuelo, Marco Annio Vero (57/58-139/145 d.C.), tres veces cónsul en Roma. Y no solo eso. Su esposa, Faustina la Menor, con quien compartía sangre por ser su prima, también tenía esas raíces cordobesas.

De Córdoba a Roma

Por tanto, la relación de Marco Aurelio con Córdoba es más que evidente. Su abuelo, que nació en Ucubi, acabó sus días en Roma, donde mantuvo una intensa vida política y poseyó una casa en el monte Celio, junto al templo Laterano, donde años después nacería el emperador estoico. Marco Aurelio era hijo de Anio Vero y Domicia Lucilla. Este y los otros dos matrimonios de sus hijos acercaron a la familia a la cúpula senatorial del imperio. En aquel contexto, se crio el nieto de Marco Annio Vero, quien pasaría a la historia como uno de los mejores gobernantes.

Busto de Marco Aurelio.

Busto de Marco Aurelio. / EPE

La ciudad ibero-turdetana de Ucubi, donde vino al mundo el abuelo del emperador, fue la localidad original que derivó en Espejo. La fundación de esta localidad se remonta a aquellos tiempos. Fue Julio César quien le concedió en el año 45 a. C. el título de colonia romana, bajo el nombre de Claritas Iulia Ucubi. Cuando pasó a dominio visigodo, evolucionó a Alcalat. El topónimo, de origen árabe, hacía referencia a la fortaleza alrededor de la cual se asentó la población. El tiempo hizo que aquel territorio quedara despoblado y convertido en una heredad particular.

Sin embargo, eso no borró el glorioso pasado de una localidad que fue cuna de una de las familias más destacadas del Imperio Romano. Marco Aurelio, de la dinastía de los Antoninos, fue el último de los denominados cinco buenos emperadores (Galba, Trajano, Adriano, Antonio Pío y él). Todos ellos estaban conectados con la Bética, pero probablemente ninguno sea tan recordado como Marco Aurelio.

Escultura de Faustina la Menor.

Escultura de Faustina la Menor. / Museo del Prado

Legado filosófico y político

Y el motivo es el legado filosófico y político que dejó tras él. El emperador murió dirigiendo la lucha contra los germanos en el frente del Danubio, pero su espíritu perduraría hasta la actualidad. En la última década de su vida, Marco Aurelio escribió -en griego- un diario donde reflexionaba sobre diferentes áreas de la vida y del poder. Una conversación interior que le servía para mantenerse lúcido y recordarse, entre otras cosas, que el ser humano debe buscar el bien y obrar con bondad con sus semejantes. "No obres como si fueras a vivir mil años, obra como si el fin estuviera muy cerca, escribió.

'Meditaciones', de Marco Aurelio.

'Meditaciones', de Marco Aurelio. / Arpa

Para Marco Aurelio, la desgracia era aparente, en el sentido de que se podía aprender a vivir felizmente pese a las adversidades, y tratar estas como una fuente de aprendizaje. Siempre con filosofía, claro. Esa sabiduría ha convertido en un valorado recurso para tiempos convulsos el pensamiento del emperador estoico cuyos orígenes están en un pueblo de Córdoba.

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