Tradiciones
Los ‘culiquemaos’ vuelven a llenar las calles de Adamuz de fuego
Vecinos y visitantes disfrutan del medio centenar de candelas repartidas por los barrios

CASAVI
Adamuz celebra este sábado uno de los días más grandes del año por su peculiaridad: la Candelaria. Y lo hizo de una manera especial, ya que se vive en medio de la campaña olivarera, guardando ese sabor antiguo que identifica esta celebración que recibe el sobrenombre de culiquemaos. Esta denominación se debe a que los vecinos suelen saltar por encima de las candelas con el objetivo de espantar los males, ya que, según la leyenda, quien salta por encima de las fogatas evita los «males de ojo» y espanta las malas energías.
Más de medio centenar de candelas llenan las calles y barrios de esta localidad serrana de la comarca del Alto Guadalquivir, donde se vive una velada de convivencia que avanzará hasta bien entrada la madrugada.
La fogata principal se ubica junto a la iglesia de San Andrés, en el jardín frontal, donde el Ayuntamiento monta una fiesta por todo lo alto, con parrillada gratis. El parque de la Iglesia se convierte en punto de referencia gastronómico, en un rincón lleno de encanto.
La jornada comenzó con los preparativos por parte de todos los vecinos, que recogían romero para prenderle fuego y llenar de un aroma especial las calles de la localidad, cuyo humo se divisaba desde el alto de las Mohoneras, entre Villafranca de Córdoba y esta localidad.
Cantos tradicionales por parte de los más mayores animan a los más pequeños y jóvenes a entonar las letrillas entre palmas, junto a la lumbre, en torno a la cual también se forman corros entre los lugareños. Los visitantes se quedan perplejos de ver en estos tiempos una tradición que aún pervive a pesar del paso de los tiempos. El alcalde de Adamuz, Rafael Ángel Moreno, ha manifestado a este periódico que «este año la recaudación de la barra del bar del parque de la Iglesia va destinada a la parroquia, concretamente, a la Adoración Nocturna en su turno de la patrona, la Virgen del Sol».
Moreno ha destacado asimismo que «aunque es una fiesta muy localista, este año hemos notado un aumento de visitantes, sobre todo, porque al caer en sábado y domingo no hay que trabajar, muchos cordobeses han venido para conocer de cerca esta tradición, que se pierde en la noche de los tiempos». Los culiquemaos comparten entre los vecinos de cada barrio, tras llegar de la recogida de la aceituna, sus viandas y productos, sobre todo, del cerdo, «ya que estamos en unas fechas en las que recientemente se han celebrado las tradicionales matanzas».
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