Curiosidades de la provincia

De un pueblo de Córdoba a Estados Unidos: el artista que dejó su huella en la capital del mundo

Nació y murió en la provincia, dejando un abundante legado y una fascinante carrera ligada al arte

Una aventura quijotesca: de un pueblo de Córdoba a Estados Unidos

Diario CÓRDOBA

Manuel Á. Larrea

Manuel Á. Larrea

Córdoba

Hace casi medio siglo, un cordobés dejó su impronta en la capital de Estados Unidos, donde plantó la eterna imagen del mayor representante de la cultura española. Un personaje al que replicó a lo largo de su vida y que tantas veces le inspiró. Esa inspiración lo movió a una aventura quijotesca en la que produjo una impresionante obra del hidalgo que imaginó Miguel de Cervantes. De paso, el artista dejó la huella de su Córdoba natal en Washington.

Nació en un pequeño pueblo de la provincia, se formó en Córdoba, vivió en Madrid, se fascinó con París y acabó regresando a su tierra con una completa trayectoria -en la que Don Quijote tiene un papel fundamental- y un prestigio internacional imborrable. Dejó una fascinante carrera que desarrolló entre 1927 y 2013.

El Quijote de Teno

Aurelio Teno vino al mundo en Villanueva del Duque. Antes de cumplir sus 23 años, el afamado escultor y pintor de Los Pedroches estuvo formándose en Córdoba. Pasó por el taller de Amadeo Ruiz Olmos, por un taller de platería y por la Escuela de Artes y Oficios. Fue en 1950 cuando se trasladó a la capital de España. En Madrid trabajó de orfebre antes de irse a París. En la Ciudad de la Luz desarrolló su arte durante una década. Creció y volvió a Madrid. Y en 1976, con Juan Carlos I recién llegado a la Corona y el país en pleno proceso de apertura al exterior, recibió un encargo que cambió su vida.

Aurelio Teno, en una imagen de archivo.

Aurelio Teno, en una imagen de archivo. / Córdoba

En un primer momento, se le encargó a Salvador Dalí una obra que pretendía representar a la cultura española. Era el bicentenario de la independencia de Estados Unidos y la escultura sería un regalo de España para el país norteamericano. El ministerio de Asuntos Exteriores finalmente encomendó el trabajo a Teno. El resultado: un Quijote de bronce en una escultura de siete metros de altura realizada también en mármol alicantino y piedra blanca de Sepúlveda.

El Don Quijote de Aurelio Teno, ante el Kennedy Center.

El Don Quijote de Aurelio Teno, ante el Kennedy Center. / Flickr

Apertura a nuevos mundos

Lo más sorprendente de esta obra no es su grandeza, sino el expresionismo del que bebe el escultor y que emplea, tanto en esta como en muchas otras, para mostrar a un personaje al que siempre valoró como "el primer cosmonauta de la humanidad" por abrir camino "a nuevos mundos". En una entrevista de 2005 a Diario CÓRDOBA ahondó en ese trabajo y en una trayectoria ejemplar.

"El Quijote es un revolucionario, un tío justo que lucha por la igualdad entre los hombres. El Quijote es una rebeldía, por eso yo lo represento montado en su Clavileño, un caballo emergiendo de un bloque de tierra y alado, como símbolo de libertad", dijo por entonces.

Exposición de Aurelio Teno en el Palacio de Congresos de Córdoba.

Exposición de Aurelio Teno en el Palacio de Congresos de Córdoba. / Chencho Martínez

La huella de Córdoba en el mundo

Quizás el empeño de Teno por representar al personaje más conocido de la literatura española esté motivado por un deseo de belleza y, especialmente, por una reacción a la fealdad. El artista aborrecía la perversión de la imagen del hidalgo tantas veces usada con fines turísticos y comerciales. También había mucho de fascinación por la obra de Cervantes.

Monumento a Don Quijote en Buenos Aires.

Monumento a Don Quijote en Buenos Aires. / Turismo de Buenos Aires

De una u otra forma, el cordobés acabó produciendo una extensa obra alrededor de la figura literaria. En Buenos Aires, "un país con unos problemas tremendos", lo representó clamando justicia. Y valiente se alza ante el Kennedy Center de la capital del mundo moderno. Pareciera que, en la visión del escultor, El Quijote fuera una fuerza para combatir los males de la humanidad. De lo que no cabe duda es de que, en sus aventuras artísticas, Teno abrió la puerta a nuevos mundos a través del arte y dejó la huella de Córdoba a su paso.

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