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Curiosidades de la provincia

¿Qué es un 'poljé'? Así es el asombroso tesoro natural de un pueblo de Córdoba

Forjado a lo largo de millones de años por el agua, este enclave de la provincia es un edén que roza el cielo

Un 'poljé', el tesoro natural de un pueblo de Córdoba

Diario CÓRDOBA

Manuel Á. Larrea

Manuel Á. Larrea

Córdoba

Dicen que las cosas buenas llevan tiempo y el tesoro natural desvelado más abajo se forjó a lo largo de millones de años. Se trata de una de las joyas geológicas más asombrosas de la provincia de Córdoba, ubicada en el término municipal de un pueblo, sin duda, privilegiado.

¿Es un valle? ¿Es un prado? No, es un poljé. Un nombre que, de por sí, suena extraño y que, en su origen eslavo, viene a significar campo. Pero no es un campo cualquiera. Este paisaje, tan poco común por estas latitudes, es una auténtica obra artística de la naturaleza. Las montañas abrazan a esta paradisíaca extensión verde atravesada por un tranquilo cauce de agua. Pero, ¿qué es un poljé y dónde se encuentra en Córdoba?

El 'poljé', agua y tiempo

El poljé es el resultado de la erosión del agua en la caliza. Lo que viene a ser una mágica herencia: la acción del agua produce la sedimentación que acaba formando una especie de fértil valle. Suele originarse en paisajes kársticos (otra palabra extraña), es decir, en formaciones calizas. Los materiales presentes en estas tierras son solubles en agua y el tiempo termina formando una postal muy distinta a la original. En palabras técnicas: una depresión kárstica de gran tamaño, cercada y con un fondo llano que se inunda de forma periódica.

El poljé de la Nava, en Cabra.

El poljé de Córdoba. / Andalucia.org

Riachuelos recorren habitualmente los poljés, que mantienen un suelo arcilloso y húmedo de gran fertilidad. Estas zonas son, por su propia naturaleza, inundables y tanto las incesantes lluvias como el crecimiento de las aguas subterráneas pueden provocar la formación de lagos. En Córdoba, para suerte de los amantes de la naturaleza, existe un impresionante poljé.

Una maravilla natural en la provincia

Los egabrenses, castellanizando el término, lo bautizaron como Llanos de la Virgen. El poljé de la Nava, en Cabra, es una de las maravillas naturales que la Subbética pone a disposición de los sentidos. El río Bailón serpentea por el prado que puebla 288 hectáreas de una sierra que abriga, con sus imponentes muros de piedra y vegetación, este edén. Y si uno se siente en el cielo allí, no andará desencaminado: el poljé se encuentra a 900 metros de altitud.

Poljé de la Nava, en Cabra.

Poljé de la Nava, en Cabra. / Andalucia.org

Este enclave se ha convertido en lugar de pasto de caballos, cabras y ovejas de las ganaderías de la comarca. No existe una fauna salvaje ni una flora muy diversa. La vegetación que se ha identificado (desde quejigos u olmos hasta peonías u orquídeas) está adaptada a un entorno fácilmente inundable.

En esa extensión, se abren paso dolinas (otra para el diccionario) y hums (y una más). Ambas son también resultado de la transformación a la que se ha sometido el terreno durante millones de años. Se llama dolinas a una especie de depresiones, u hoyos, en el terreno. Los hums, por el contrario, son islas no cubiertas de sedimentos que sobresalen del prado que forma el poljé. En 2012 se formó un pónor (también característicos de estos terrenos), una abertura natural en el terreno, que se tragaba las aguas del Bailón. Más familiares resultan las fuentes naturales que, junto al río, siguen haciendo protagonista al agua de aquel paisaje.

El camino al edén

Las aguas que suelen inundar estas formaciones geológicas se canalizan, en este caso, gracias al río. Al poljé de la Nava puede accederse por el sendero del Bailón, que discurre, junto a su cauce, hasta la localidad de Zuheros. Esta ruta cruza la llanura, pero la Junta de Andalucía recomienda consultar información de acceso antes de realizar una visita a este enclave.

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