Cierre del Año Jubilar por el 425 aniversario con un doble traslado y una misa estacional

El pueblo de Lucena renueva su devoción popular con Nuestro Padre Jesús

Unos 600 hermanos y devotos, hombres y mujeres, portan al Señor en un primer traslado, previo a la eucaristía de acción de acción de gracias, y en la procesión extraordinaria hasta La Capillita

Jesús Nazareno preside la misa de acción de gracias

M. González

Manuel González

Manuel González

Una fusión, espiritual y terrenal, absorbida por más de cuatro siglos renueva en Lucena su clamor nazareno en la clausura del 425 aniversario fundacional de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús. El fervor popular, intangible y arrollador, se reprodujo desde los hombros de los, aproximadamente, 600 devotos y hermanos, hombres y mujeres, que condujeron al Señor de Lucena en el traslado inicial, desde San Pedro Mártir hasta la Plaza Nueva, y en el retorno hasta La Capillita. 

Una estampa de sencillez y austeridad enmarcó a Jesús, revestido con la nueva túnica de hermano y los faroles cedidos por la agrupación parroquial de Nuestra Señora de las Angustias. La hermandad del Viernes Santo reservó la puerta de La Capillita para el segundo día del Triduo Pascual y, a las 09.00 horas, Nuestro Padre, en las parihuelas precedentes del Santo Entierro, empezó a caminar, entre los sones de la Banda de Música de Nuestra Señora del Carmen de Salteras, de Sevilla.

Instituciones, cofradías y colectivas asumieron el primer tramo, a partir de las 09.00 horas. Emociones desconocidas, reconstrucción de sentimientos pretéritos, promesas, ofrendas y peticiones se cruzaban quienes sustentaban el peregrinaje de Nuestro Padre Jesús. 

Unas 2.000 personas, en la Plaza Nueva, asistieron a una misa estacional y de acción de gracias, oficiada por el obispo de la Diócesis, Demetrio Fernández, junto al arzobispo de Burgos, Mario Iceta, anterior consiliario de la hermandad nazarena; y Manuel Ureña, arzobispo emérito de Zaragoza, acompañados por Fray Joaquín Pacheco Galán, maestro de ceremonias; y numerosos sacerdotes. En el plano musical, intervino la Coral Lucentina y la orquesta Camerata Arpegio. A la celebración litúrgica, con Nuestro Padre delante de un dosel y un retablo, sobre la fachada del templo de San Mateo, acudieron el alcalde de Lucena, Aurelio Fernández; el presidente de la Diputación, Salvador Fuentes; el consejero de Justicia, José Antonio Nieto, y el delegado del Gobierno de la Junta en Córdoba, Adolfo Molina.

El hermano mayor, Juan Torres, verbalizó «el testimonio vivo y el corazón agradecido» del Nazareno y el obispo, Demetrio Fernández, durante la homilía, sentenció que «Jesús está cerca de nosotros, especialmente, de los que sufren» y «en las dificultades de la vida»; desplazándose «a las cuentas donde la gente sufre». El prelado abogó por «volver, una y otra y mil veces a Jesús» para «ensanchar el corazón y recibir más perdón y misericordia de Dios».

Nuestro Padre Jesús Nazareno de Lucena completa el traslado a la Plaza Nueva y preside la misa de acción de gracias

Nuestro Padre Jesús Nazareno de Lucena, durante el traslado. / M. González

La procesión extraordinaria posterior, hasta las 15.00 horas, adentró Nuestro Padre por calles de su propio territorio parroquial habituadas a contemplarlo desde la lejanía. Centenares de hermanos y devotos soportaron la Cruz del Nazareno y robustecieron una conjunción enardecida, con mayor énfasis, desde la segunda mitad del siglo XVIII.

Con un intervalo de 12 años, Nuestro Padre Jesús protagonizó, sumándose la Banda de Música de Lucena, una nueva procesión extraordinaria, en el cierre del Año Jubilar. 

En previa, el pasado viernes, acontecía la rotulación oficial del Llanete de Nuestro Padre Jesús Nazareno, comúnmente de La Capillita, la inauguración de un relieve realizado por Francisco Javier López del Espino.

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