Un taller enseña el oficio de la venencia a los niños de Montilla

El nombre de Montilla está indisolublemente unido al de sus vinos. Por eso, siguen manteniéndose algunos oficios tradicionales que, en los últimos años, han despertado el interés de los consumidores más exigentes. Es el caso de la venencia, un viejo oficio que surgió con la idea de comprobar el estado de los vinos que se criaban en las bodegas de botas y que, de un tiempo a esta parte, se está imponiendo casi como una moda en eventos gastronómicos y sociales. 

El Ayuntamiento de Montila, en el marco del programa Verano Divertido, ha promovido un taller infantil que, de la mano de los venenciadores Aurora Luque y José Manuel Ruz, está formando en este noble oficio a una quincena de alumnos de 8 a 14 años de edad.

Para el concejal de Juventud, Manuel Carmona, «las fuerzas no pueden fallar cuando se trata de enseñar la cultura de Montilla». En ese sentido, desde el Consistorio se afanan por preservar oficios artesanales vinculados al vino, como el de los arrumbadores o el de los toneleros.

Junto al apartado práctico, el Taller Infantil de Venencia -que se reeditará en agosto- ofrece información sobre los vinos de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles, a través de catas olfativas y visuales maridadas con golosinas y frutos secos. Una experiencia que brinda a los participantes un primer acercamiento a esos sabores que podrán descubrir cuando alcancen la mayoría de edad.

Entre los alumnos sobresale Javier Tejada Gómez que, a sus 18 años, se ha convertido en el primer venenciador invidente de la zona Montilla-Moriles. De la mano de Aurora Luque y de su tío, José Manuel Ruz, este joven montillano perfecciona su técnica, después de iniciarse en el mundo de la venencia hace unos meses.