La Virgen de Araceli reina en Lucena en el 75 aniversario de su coronación

La festividad de la Virgen de Araceli en Lucena suena en su matinal a la Misa del Campo Andaluz. Retrasada, en este año de conmemoración excepcional, a las doce del mediodía, la celebración litúrgica principal de la jornada mariana central del municipio convocaba al pueblo aracelitano en la iglesia parroquial de San Mateo. El prelado de la diócesis, Demetrio Fernández, anunció que propondrá a los obispos del sur en unos días proclamar a la advocación aracelitana lucentina patrona del campo andaluz. 

El obispo cordobés volvía a presidir la eucaristía solemne tras la misa de campaña del 29 de abril. Concelebrada por Ángel Rubio, obispo emérito de Segovia, y numerosos sacerdotes de la localidad, la Coral Lucentina y la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Lucena Maestro Chicano Muñoz, con la dirección de Víctor Nájera Sánchez, ofrecieron magistralmente la obra compuesta en 1969 por Antonio Villa Álvarez de Sotomayor. Una creación que entronca y armoniza diversos cantes flamencos.

Entre otras autoridades civiles, asistía José Antonio Nieto, consejero de Justicia, Administración Local y Función Pública; junto al director general de Justicia Juvenil, Esteban Rondón; el alcalde de Lucena, Juan Pérez; y miembros de la Corporación municipal. 

En recuerdo del 2 de mayo de 1948

Con la evocación continua del memorable 2 de mayo de 1948 en el Evangelio, la palabra de Dios manifestaba que Jesús es «el camino, la verdad y la vida». En la homilía, culminada con aplausos, el obispo ensalzaba los 75 años del «beso de amor» de los lucentinos a la Virgen porque «es la que a todos nos reúne en la unidad». Representó la concesión de la llave de la ciudad en la contemplación de la patrona como «dueña de mi corazón y de mi vida» porque «tiene capacidad para que salga el arrepentimiento de los pecados y el generoso amor». 

Al término de la eucaristía, el alcalde, Juan Pérez, transmitía a la autoridad eclesiástica y al hermano mayor de la cofradía, Rafael Ramírez, junto a la camarera, Rosa Buendía, la simbólica llave de la ciudad en dos diseños, otorgada por el Pleno este último viernes en una sesión extraordinaria a la Virgen de Araceli. Uno mayor, para su exposición en la casa museo, y otro, modelado como réplica en un broche, que portará la Virgen.

Cohetes atronadores y el júbilo manifestado por las campanas de la iglesia de San Mateo Apóstol anunciaban la salida procesional de la Virgen de Araceli con manto y saya rojos. El tradicional baile del fandango de Lucena, interpretado por alumnas de la Escuela de Baile Ateneo, honró a la patrona, excepcionalmente, al significar una novedad por el 75 aniversario de la coronación canónica, en la propia Plaza Nueva y, posteriormente, en el Paseo del Coso.

La discreción de los devotos que portaban sus velas flanqueando al trono mariano, incesantes fandangos con letras autóctonas y cascadas de pétalos extraídos de la ofrenda de flores contornean el recorrido de cuatro horas por el centro de la localidad. José María Torres, manijero en este primer domingo de mayo, guía a una cuadrilla de 36 santeros con túnicas blancas impolutas. 

Media hora antes de las doce de la noche, después de las salvas en la calle El Peso, la Plaza Nueva transitará por la oscuridad antes del inicio de la conjunción de los fuegos artificiales, que estallaban en el cielo con múltiples tonalidades, y composiciones musicales.