Agua potable en Pozoblanco, ¿mejor en botella o de cisterna?

«Como no llueva pronto nos vamos a ver como antiguamente, cargando cántaros en carrillos desde los tubos para llevarlos a casa». Ese es uno de los temores de algunos vecinos de Pozoblanco que se acercan a las cisternas que Aqualia ha puesto a disposición de los ciudadanos para abastecerse de agua hasta que la de los grifos, procedente de Sierra Boyera, vuelva a ser apta para el consumo. 

Sin embargo, ese modo de aprovisionarse, aunque ahora se utilicen garrafas en vez de cántaros y coches en vez de carrillos para el transporte a los hogares, no parece que vaya a generalizarse. Por el momento, los pozoalbenses prefieren comprar agua embotellada antes que acudir a los puntos donde se encuentran las cisternas, que tienen unos horarios cerrados, aunque Aqualia los haya adaptado en base a la experiencia y sugerencias de los vecinos. La muestra es el descenso en el consumo de agua de las cisternas, de los 18.000 litros diarios iniciales a los alrededor de 14.000 actuales, según José María Pérez, jefe de Producción en Córdoba de Aqualia. De ahí salen también las garrafas que el Ayuntamiento lleva a los domicilios de los mayores que lo solicitan, las que se lleva a la residencia de ancianos Muñoz Cabrera, al hospital, al CAMF e incluso a Covap.

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A la hora del inicio hay cola, pero enseguida desaparece porque el llenado de garrafas es rápido. Luego el goteo de usuarios no cesa, pero ya sin cola, y la media diaria de personas que pasan por los 5 puntos de suministro en distintos lugares de Pozoblanco está en unas 900, según Pérez. «Yo vengo a coger agua para preparar las comidas, para beber la compro», dice María Moreno, y, como ella, otros vecinos. 

El representante de Aqualia disipa cualquier duda sobre la calidad del agua de las cisternas: «se analiza cada vez que se inicia un servicio». 

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