MESA DE REDACCIÓN: EL IMPACTO DE LA SEQUÍA EN EL CAMPO CORDOBÉS

El campo cordobés ve en las balsas de riego la solución para futuras sequías

Asaja Córdoba considera que en Córdoba este año se han perdido completamente las cosechas / La confederación señala que «estamos ya en el límite para poder dar un recurso de calidad»

Mesa de Redacción: El impacto de la sequía en el campo cordobés.

A.J.González

Rafael Valenzuela

Rafael Valenzuela

La sequía que viene sufriendo la provincia de Córdoba es la primera de las que se recuerdan que haya alcanzado los cinco años de duración, por lo que la situación generada en el campo es crítica. Ante ello, el sector, con los regantes a la cabeza, reclama a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) que autorice la creación de balsas que permitan acumular aguas superficiales que ayuden a paliar situaciones similares en el futuro. El objetivo es evitar que se produzca en años venideros en el campo una situación como la presente, en la que Asaja da completamente por perdidas las cosechas de este año. Por su parte, desde la CHG se defiende la necesidad de mirar soluciones de cara al futuro, en concreto al año que viene, porque en estos momentos «estamos en el límite para dar un recurso de calidad», en palabras de Pedro Escribano, jefe de Coordinación de la Confederación en Córdoba, quien añadió que «si queremos garantía hay que bajar el volumen de demanda».

En una mesa redacción organizada por Diario CÓRDOBA y patrocinada por Caja Rural del Sur, para analizar el impacto de la sequía en el campo cordobés, los representantes de la Junta, Asaja, Confederación, Feragua y Caja Rural del Sur analizaron una situación que está alcanzando límites de preocupación desconocidos. Al de la agricultura se unen los problemas de los ganaderos del norte de la provincia, a los que les cuesta, de media, unos 6.000 euros al mes llevar agua a sus explotaciones, motivo por el que reclaman a las entidades responsables que autoricen, para el abastecimiento del ganado, la toma de agua de la red.

Pedro Parias, en representación de Feragua, señaló que ante la reducción de dotaciones y la falta de agua de los últimos años, los cultivos se han ido adaptando, de modo que la mayor parte es arboleda, que aunque necesitan menos agua, hay que intentar protegerla porque detrás de ella hay una inversión grandísima de varios años, «en un escenario de menos agua, sin más recursos en la regulación, lo que tenemos que hacer es apostar por balsas en zonas regables tanto para particulares como para las comunidades, para aprovechar las escorrentías en épocas de lluvias y tener una capacidad de respuesta en épocas como la actual». A su juicio, «muchas balsas pequeñas, al final son un embalse y las balsas en seis meses o un año se pueden ejecutar».  

Un momento de la mesa de redacción sobre la sequía y el campo cordobés organizada por Diario CÓRDOBA.

Un momento de la mesa de redacción sobre la sequía y el campo cordobés organizada por Diario CÓRDOBA. / A.J. GONZÁLEZ

No habrá más superficie de regadío

Al respecto, Pedro Escribano (CHG) indicó que esta línea se está apoyando, pero quiso remarcar que estas balsas serían «para reforzar lo que hay. En ningún caso para ampliar la superficie a regar», porque recalcó que lo que se puede hacer «es lo que se recoge en el Plan Hidrológico. Es decir, lo que se puede hacer ya está planificado», pero quiso añadir la preocupación de que no es solo problema de cantidad «sino también de calidad». 

Por su parte, Ignacio Fernández de Mesa (Asaja), igual que Parias, se mostró escéptico con los planes hidrológicos, pues señalan que se planifican actuaciones que después no se ejecutan. Fernández de Mesa ve, sin embargo, un aspecto positivo en esta situación y es que «como consecuencia de la sequía, los agricultores estamos aprendiendo a regar». Es decir, «la escasez de agua nos está enseñando a racionalizar su uso y utilizar solo la necesaria».

Tercer decreto de la Junta

El delegado de Agricultura de la Junta, Francisco Acosta, defendió el papel del Gobierno andaluz en materia de iniciativas para modernizar los regadíos y para retener más agua, como es el caso de la balsa de Mirabueno 2, así como otras actuaciones en la provincia, pero, dada la preocupación del Gobierno andaluz, señaló, se ha dictado el tercer decreto de sequía, dotado con 163 millones. Acosta aprovechó para reclamar al Gobierno central «un nuevo decreto para el Guadalquivir con un paquete urgente de medidas exprés y un pacto nacional por el agua que apueste por todas las fuentes hídricas. Creo que hay que hacer una política de Estado con el agua en el que pongamos sobre la mesa todas las medidas para poder tener recursos, porque sin agua, todo lo demás no tiene sentido», apostilló.

El delegado recordó también que esta situación tiene una gran repercusión en materia laboral y social en la provincia, «si no hay actividad en el campo hay un gran problema laboral porque hay muchos jornales en juego». A modo de ejemplo, citó Covap, «que tiene 1.000 trabajadores directos», y La Vega «donde cualquier almacén tiene entre 250 y 300 trabajadores en campaña y unos 1.000 jornales diarios en recogida de fruta». 

Los ganaderos de Los Pedroches reclaman tener acceso a la red

Especialmente preocupante es la situación de la ganadería en Los Pedroches, donde, según recordó José María Calero (Caja Rural), la falta de agua afecta doblemente: en el suministro al ganado y en la falta de pastos. En concreto, explicó que «allí, en las explotaciones normalmente lo que se siembra es para tu consumo y eso ha desaparecido. No hay», sentenció. Y sobre el suministro para los animales, «cada día hay, desgraciadamente, menos». Indicó Calero que hace años «nosotros (en su calidad de ganadero) avisamos de la situación que se iba a producir, que era ésta» y señaló que se ha hecho un trasvase de La Colada a Sierra Boyera «porque no hay agua para las personas y hace ya tiempo que dijimos que sería necesario un trasvase desde Puente Nuevo»

La situación actual, añadió, «es que estamos llevando agua a las explotaciones de los ganaderos y lo que pedimos son dos cosas, que se nos deje coger agua de la red, que pasa por muchísimas explotaciones de vacuno de leche y no se nos permite; y después, que los puntos de toma de agua, en lugar de ir a los pantanos, se pueda tomar desde los pueblos, en algún depósito. Es decir, acercar un poco más el agua». Calero se quejó de que «no hay derecho a que los ganaderos se gasten entre 5.000 y 6.000 euros al mes en llevar agua a sus explotaciones cuando hay una tubería que pasa por la puerta».

Para ello, replicó el representante de la CHG, «es necesario contar con la red primaria, secundaria y terciaria, para acercar el agua a las granjas» y matizó que «utilizar agua con la calidad de la destinada al consumo humano para la ganadería podría pensarse que es un despilfarro, porque no se pide la misma calidad a un agua para regadío que para el abastecimiento humano. Lo mismo pasaría con esa agua para el uso ganadero, porque no hay que invertir tanto en acondicionarla».