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Reportaje

Montilla ruega por las lluvias

La parroquia de San Francisco Solano acoge un triduo, siguiendo la estela de las rogativas que se celebraban en el siglo XVIII

Procesión extraordinaria de San Francisco Solano. JOSÉ ANTONIO AGUILAR

La parroquia de San Francisco Solano acogerá desde este jueves un triduo en el que se solicitará la «intercesión» del patrón de Montilla ante la prolongada escasez de lluvias. La celebración extraordinaria se llevará a cabo hasta el sábado con el objetivo de «rogar que el Señor, que en tiempo oportuno abre su mano y sacia a todo viviente, nos conceda un tiempo favorable, lluvias bienhechoras y abundantes cosechas».

La iniciativa del templo patronal, que permitirá contemplar más de cerca la imagen de El Santo que preside el altar mayor de la parroquia, sigue la estela de las rogativas que se celebraban en la localidad en la primera mitad del siglo XVIII.

Así, tal y como detalla en su Guía Histórica de Montilla el escritor egabrense José Calvo Poyato, miembro de la Real Academia de Córdoba y de la Academia Andaluza de la Historia, «en 1737, ante la falta de aguas de aquel invierno, lo que hacía que los sembrados estuviesen a punto de perderse», se promovió una procesión con la imagen de San Francisco Solano que tuvo lugar el 10 de marzo, día de su nacimiento, para que intercediera «con Dios Nuestro Señor».

Trece años más tarde, y también ante una pertinaz sequía que, según Calvo Poyato, «ocasionó una terrible hambruna», Montilla se encomendó a San Francisco Solano y a San Vicente Ferrer, a quienes se les dedicó una novena en la parroquia de Santiago.

Ya en 1780, y nuevamente a causa de otra sequía que había hecho subir de forma alarmante el precio de los cereales, el Ayuntamiento de Montilla acordaba, a propuesta del corregidor local, la celebración de un octavario a San Francisco Solano para tratar de invocar las lluvias.

Con todo, los cultos extraordinarios para solicitar la intercesión divina ante periodos prolongados de sequía tienen un origen muy anterior en Montilla, tal y como desvela el historiador Antonio Luis Jiménez Barranco en su blog Perfiles montillanos, en el que recoge que ya a finales del siglo XVII existen noticias de las rogativas que se hicieron al Santísimo Cristo de la Yedra ante los meses áridos padecidos en el invierno y en la primavera de 1698.

«También hay constancia de rogativas a otras imágenes, como la Virgen del Rosario, Jesús Nazareno, el Cristo de Zacatecas o el Cristo de la Tabla», confirma a CÓRDOBA el historiador montillano, quien recuerda que en 1703 se volvió a implorar la lluvia al crucificado que, según la tradición, habló a San Juan de Ávila.

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