Isabel, conocida popularmente como la monja de Encinarejo, ha fallecido este sábado a los 91 años de edad. Isabel es el nombre que, cuando recibió sus votos como Religiosa Filipense, eligió, aunque su verdadero nombre es el de Dolores.

Nacida en Almadén (Ciudad Real), hace 91 años, de familia humilde y trabajadora compuesta por cuatro hijos -Isabel, la también religiosa filipense Madre Rosalía, Manuel y ella-.

Su vida ha sido un continuo desvelo por trabajar desde la fe, junto a los más desfavorecidos. En su etapa vivida en los Conventos Filipenses, gran parte de sus fuerzas las dedicó a jóvenes mujeres vinculadas a la prostitución, ayudándolas a encontrar una salida de ese mundo.

Isabel, la monja de Encinarejo (centro), en una imagen de archivo. Rafael Castro

Es a principios de los años setenta cuando toma la decisión de colaborar con las parroquias de Villarrubia, Los Mochos y Encinarejo, donde en los años ochenta fija su residencia en la casa parroquial.

Todo su trabajo estaba impulsado por su creencia en un Cristo Salvador, "en ese Cristo que vino al mundo para estar al lado de todas las personas con corazón, en ese Cristo que vino para dar de comer al hambriento y de beber al sediento, un Cristo incapaz de soportar la injusticia y un Cristo rebelde y luchador".

Siempre quedará presente su labor en la guardería del Santo Cristo en Los Mochos, en el Centro Cultural de la Mujer en Villarrubia, en la casa de la parroquia del Veredón, en su trabajo incesante desde la parroquia de Encinarejo.