La reconstrucción de la infraestructura hidráulica que transcurre entre el Manantial de Zambra y los depósitos municipales de Lucena se remonta al siglo pasado. Era el año 1999 cuando Aquagest, entonces concesionaria del ciclo integral del agua, encargaba a la empresa Ingesa la realización de un proyecto sobre una obra de sobresaliente calado.
Una renovación de esta conducción, de unos 24 kilómetros, imprescindible desde hace décadas y recurrentemente dilatada. Hace unos años, diferentes estudios cifraban en un 40% la pérdida de agua, en el transporte, que ocasionaban la antigüedad de la construcción y las consiguientes fugas. Los últimos datos elevan este inasumible menoscabo por encima del 50%.
Un problema de indiscutible magnitud, siempre latente y, a veces, incluso soslayado. La sequía crónica y las últimos y constantes restricciones en el suministro han realzado, nuevamente, la trascendente urgencia de esta intervención.
A finales del 2018, la sociedad de ingeniería civil Gis entregaba otro plan de actualización y recomposición de una conducción que parte desde los alrededores de la Sierra de Gaena y avanza hasta el almacenamiento municipal de La Calzada. Una proposición técnica que, con precisos matices, sustenta la división en dos fases de esta actuación, que pretende impulsar definitivamente el Ayuntamiento antes de que concluya este ejercicio 2022.
El retraso persistente en la materialización de esta obra, aparte de los efectos irrecuperables por el quebranto hídrico, ha conllevado un incremento significativo del presupuesto. El aumento desbocado del precio en materiales indispensables, como el acero y el hierro, han elevado el montante desde los 7 millones iniciales a unos 10 millones, aproximadamente.
La edil socialista Mamen Beato, consejera delegada de Aguas de Lucena, confirma que «nos gustaría licitar antes de que acabe el año» una primera fase que comprende el arranque de los respectivos tramos en Lucena y en la pedanía ruteña.
Aun siendo «lo último que queremos hacer», remarca Beato, la imposición de un canon específico en la factura del agua, recientemente elevada en otro 6%, se vislumbra como la alternativa más factible para financiar esta obra en la captación y traída del agua. Por el momento, ninguna administración superior ha aceptado la proporción de subvenciones relativas a esta finalidad. En el Consistorio, al menos públicamente, todavía se conservan ciertas esperanzas «de poder solucionarlo» con inyecciones económicas de la Junta de Andalucía o a través de los fondos Next Generation.
El siguiente paso estriba en la concertación de un préstamo financiero, desde Aguas de Lucena, al objeto de sustentar la inversión. El Ayuntamiento ejercerá de avalista en una operación bancaria que requería de la aprobación de la nueva ordenanza del ciclo integral del agua -aprobada en julio- porque incluye ya la eventual aplicación del canon. Una vez obtenido el crédito suficiente, la empresa municipal podría licitar las obras para que comenzasen, efectivamente, en el 2023.