La riqueza arqueológica de la comarca del Alto Guadalquivir es evidente, sobre todo a través de las huellas dejadas por la Roma Imperial. Prueba de ello son los valiosos restos encontrados tanto en Alcurrucén (Pedro Abad), con los efebos de bronce únicos en el mundo, como en Epora (Montoro), con la thoracata de mármol, así como en zonas aledañas a éstas, como ocurrió recientemente en Adamuz. Si los yacimientos se estudiaran y se pusieran en valor, el turismo cultural crecería en esta comarca del este de la provincia.
La alcaldesa de Montoro, Ana Romero, ha anunciado que a su Ayuntamiento se le ha autorizado, por parte de la Delegación Territorial de Córdoba de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, una actividad puntual de prospección geomagnética y arqueológica en el ámbito en el que se encuentra el yacimiento arqueológico El Palomarejo, de hace 2.500 años, donde se han localizado restos en superficie hasta el mundo Ibero (500-300 a.c.) en adelante, con hallazgos puntuales de cerámica de inicios del Calcolítico.
La alcaldesa montoreña ha explicado que «el objetivo es buscar el origen de la antigua ciudad romana de Epora de una manera diferente a las excavaciones que se han llevado a cabo en el cerro de El Palomarejo en los últimos años».
La última gran excavación se produjo a finales de los años noventa (agosto de 1999), en lo que iba a ser una nueva unidad urbanística justo al sur de la actual Montoro, donde en apenas un metro de profundidad se encontraron restos romanos y también prerromanos de una antigua urbanización.
Históricamente se ha determinado que tanto El Palomarejo como el cercano Llanete de los Moros entierran en su interior a la antigua ciudad de Epora. En la zona, de hecho, se halló una escultura thoracata y un tesorillo de monedas bajoimperiales aparecido en 1977, que se encuentran en el museo arqueológico de Montoro para uso y disfrute de vecinos y visitantes. Ana María Romero ha recalcado a este periódico que «con esta iniciativa damos un giro importante en la apuesta y compromiso firme por la investigación y preservación del patrimonio arqueológico y el estudio de la historia de Montoro, sobre todo de nuestro inmenso pasado romano». Asimismo, ha manifestado su agradecimiento «a los propietarios de los citados terrenos, de 9.256 metros cuadrados, por sus facilidades y predisposición a realizar el estudio».
El cerro del Palomarejo ha sido conocido de antiguo por su eminente carácter arqueológico, como asentamiento de población desde el Bronce Final, junto con el vecino y más famoso cerro de El Llanete de los Moros.
La ocupación en época Iberorromana o Republicana viene definida por diversas estancias de una vivienda en que el único pavimento documentado está constituido por lajas de molinaza, aunque la técnica constructiva es bastante burda. Los paramentos analizados en el año 1999 no presentaban un buen careado y la disposición de los mampuestos en el muro no eran regulares.
Las estructuras, tanto las que definen la primera fase de ocupación en época Iberorromana o Republicana como las que constituyen la vivienda de época Altoimperial mostraban un marcado carácter residencial en el hábitat del Palomarejo. También se han recogido escorias de fundición sobre la existencia allí de actividad industrial.
