Diario Córdoba

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REPORTAJE

El Pendón de los Zamorano

Los herederos de María Jesús Madrid Sánchez donan a la localidad esta enseña militar del siglo XVI | La pieza, que se encuentra muy deteriorada, será restaurada en el Instituto Andaluz de Patrimonio

Detalle de la escena principal del reverso del pendón, con Santiago Matamoros en primer término.

El patrimonio de Priego se ha visto incrementado recientemente con la donación al Consistorio de la localidad del conocido como Pendón de los Zamorano, uno de los bienes muebles prieguenses de mayor valor histórico y que forma parte del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

Los herederos de María Jesús Madrid Sánchez, descendiente de Martín Zamorano, alférez de la caballería de Priego en los primeros años del siglo XVI y propietaria hasta su fallecimiento de esta enseña militar, han suscrito con el Ayuntamiento un documento de donación de esta pieza, cuyo valor es predominantemente histórico, aunque no es desdeñable su interés artístico por la escasez de pintura sobre tela de dicho periodo.

Una donación que permitirá su restauración por parte del Instituto Andaluz de Patrimonio y su posterior exhibición al público.

En cuanto a esta pieza estrechamente vinculada a la historia de Priego en los primeros años del siglo XVI, el concienzudo estudio publicado en su día en la revista Antiqvitas por el arqueólogo municipal, Rafael Carmona, permitió su documentación y un mayor conocimiento de la misma.

Así, según Carmona, el pendón conmemora un episodio de armas ocurrido, probablemente en Sierra Bermeja, en 1501, durante el cual Juan Martín Zamorano, alférez de la caballería de Priego, salvó la vida o contribuyó de manera significativa a ello, de Pedro Fernández de Córdoba, futuro Marqués de Priego e hijo del titular del señorío de la casa de Aguilar. En agradecimiento, el señor otorgó una serie de bienes y privilegios a Juan Martín Zamorano, entre los que se encontraría su nombramiento como Alférez Mayor perpetuo de la caballería de Priego y la entrega para su custodia de un pendón militar conmemorativo del hecho. Reconocimientos que tenían un carácter hereditario, por lo que el pendón se ha custodiado en la residencia familiar de sus descendientes.

En lo que a sus materiales se refiere, el pendón está confeccionado con varias piezas cosidas de lienzo de lino, sobre las que se pintaron al temple varios motivos y personajes en un estilo gótico tardío. En concreto, se escenifica una sencilla composición en la que figura el apóstol Santiago, en iconografía de Matamoros, montado sobre su caballos blanco y blandiendo la espada sobre la cabeza, que cabalga sobre una cabeza decapitada de un infiel.

Frente a él, postrado en el suelo, una representación de un joven imberbe de pelo rubio, largo y suelto, Pedro Fernández de Córdoba, herido en el citado episodio de Sierra Bermeja, y tras el joven el escudo de armas de la Casa de Aguilar. En cuanto a su autoría, Carmona señala en su estudio que es desconocida, tratándose de un encargo realizado por el titular del señorío de la Casa de Aguilar, encontrándonos ante un trabajo que habría sido encargado a un artista o artesano de Córdoba o, menos probablemente de Montilla o Priego, al ser las dos villas más vinculadas a los personajes asociados al origen del pendón: Córdoba y Montilla, a Pedro, y Priego, a Juan Martín Zamorano.

En lo que respecta a la cronología de la pieza, pudo ejecutarse a finales de 1501, realizándose en estilo gótico, dentro de la corriente hispanoflamenca, si bien se aprecia el carácter arcaizante de la pintura, más próxima en algunos aspectos al gótico lineal plenomedieval.

En relación a su estado de conservación, al tratarse de un bien con más de cinco siglos de existencia, su precario estado presenta daños evidentes que hacen más que necesaria su urgente restauración para su correcta conservación.

Entre las patologías más importantes que presenta la pieza destacan la pérdida de la policromía original y alteración cromática generalizada del lienzo virado a un tono ocre tostado, deformaciones generalizadas, numerosas roturas, deshilachados y manchas de humedad y suciedad.

Por último, cabe recordar que el pendón era tremolado en determinadas fiestas muy señaladas, siendo en 1885 la última vez que fue sacado por las calles de Priego, en esta ocasión, con motivo de una manifestación que recorrió las calles de la localidad como protesta por el intento de ocupación por Alemania de las islas Carolinas.

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