La Asociación Cultural Turdulia de Belalcázar sigue desvelando aspectos del pasado de la historia de la localidad y de la comarca. Uno de sus investigadores es Javier González Calderón.

¿Por qué se marcan como objetivo la investigación sobre nuestro pasado?

Porque está en el ADN de la asociación, ya que tratamos de estudiar, investigar y dar a conocer tanto la historia como los elementos patrimoniales de Belalcázar y de Los Pedroches para su puesta en valor y su difusión cultural. Es un trabajo en equipo en el que no pretendemos que nadie destaque, sino que todos trabajamos para alcanzar un bien común.

¿Por qué se han centrado ahora en la heráldica del castillo?

Nuestras dos últimas investigaciones, en efecto, tienen que ver con la heráldica representada en el castillo, que tal vez pueda pasar desapercibida. Por un lado, hemos reinterpretado los elementos decorativos del exterior de la torre del homenaje, donde, a través de la heráldica, conseguimos ver representado el linaje de la familia condal de Belalcázar y ofrecer una explicación válida a la existencia de flores de lis en la parte superior de la misma. Y, por otro, consideramos haber logrado aclarar por fin a quién pertenece el escudo que hay en la Sala de la Reina.

¿Ha sido complicado localizar la información que les ha hecho identificar ese escudo?

Se ha tratado de consultar numerosas fuentes de documentación histórica para ir primero argumentando que la interpretación que se hacía hasta la fecha provocaba una incongruencia temporal difícil de explicar y, a continuación, aportar información rigurosa sobre el linaje de los Aza (o Daza), centrarnos en el árbol genealógico de Don Gutierre de Sotomayor, maestre de la Orden de Alcántara e instaurador del linaje de la familia condal de Belalcázar como primer Señor de Gahete y concluir, siempre con argumentos sólidos y verificables, que ese escudo, junto con los otros dos que le acompañan, son los emblemas familiares de todos los abuelos y la mujer del primer Conde de Belalcázar.

¿Consideran que se trata de un hallazgo de gran relevancia?

Sin duda, porque desvelamos la incógnita de a quién pertenecía ese escudo que estaba junto a los de los Sotomayor y los Zúñiga de una forma que resulta disruptiva respecto de las consideraciones efectuadas en investigaciones previas, ofreciendo nuevos resultados que permiten un mejor entendimiento de los linajes que confluyeron en la constitución de la familia condal de Belalcázar, así como para la correcta interpretación de la heráldica y la simbología del castillo y, de este modo, reinterpretar aspectos relacionados con su historia.

¿Se puede decir que en este caso la historia queda plasmada en las piedras?

Así es, el castillo encierra mucha información tallada en piedra. Los muros y las bóvedas nos están transmitiendo su historia. Decimos que en el castillo no hay solo piedras, sino mensajes esculpidos en forma de escudos y figuras que no son sino enseñas identitarias de la familia condal de Belalcázar, que quiso dejar plasmado, cual árbol genealógico tallado en piedra, los orígenes de su linaje.