El bastón que Niceto Alcalá-Zamora utilizó entre 1936 hasta su muerte en 1949 y las memorias manuscritas que escribió en el exilio forman parte ya del patrimonio de su Casa Museo en Priego de Córdoba, tras la donación realizada por sus dos últimas nietas vivas, Pilar Alcalá-Zamora Queipo de Llano y Purificación Navarro Alcalá-Zamora.

La cesión se completa con sendos retratos del marino Méndez Núñez y del militar y político Baldomero Espartero, una urna barroca y una mesa en la que aparece un dibujo de don Niceto realizado el primero de octubre de 1932, cuando era presidente de la II República, en el bar Metro de Los Salgueros, en Madrid.

"Es una cosa extraordinaria", expresa entusiasmado a la Agencia Efe el director del Patronato Municipal que gestiona la Casa Museo, Francisco Durán, al recordar la historia del dibujo, instalado en la tapa de una mesa de forja de cafetería, de la "que llevaba detrás de ella más de diez años", reconoce.

Alcalá-Zamora tomaba café, según le narró a Durán una de sus hijas, ya fallecida, "en la misma mesa, de esas típicas de mármol blanco, un señor le hizo un retrato extraordinario y los propietarios le regalaron la mesa, una pieza de museo", al presidente de la II República. Del autor poco se sabe. Solo que deja su firma, C. Ureña, dentro del óvalo en el que enmarca y que lo hace como un "Regalo a su Excia (Excelencia)".

La parte de la donación con más trascendencia histórica es el original manuscrito de las memorias del dirigente republicano que empezó a escribir en el exilio, en Pau (Francia) en 1940, y que terminó en Buenos Aires (Argentina), donde falleció en 1949. Se trata de la reconstrucción de las que había empezado en España, que fueron robadas el 17 de febrero de 1937 de una caja fuerte del banco Crédit Lyonnais en Madrid y de las que más tarde se apropió un soldado republicano aprovechando el desorden en la evacuación de Valencia del Gobierno republicano.

Parte de estas primeras fueron recuperadas por la Guardia Civil cuando el hijo de éste intentó venderlas en 2008 y se conservan en el Archivo Histórico Nacional. Abarcan su niñez, la dictadura de Primo de Rivera, sus etapas como ministro de la monarquía (1917-1922), el advenimiento de la República y los primeros cien días de 1936.

Francisco Durán subraya que "como ya tenemos los dos documentos", el que escribió en España y el que reconstruyó en el exilio, ahora ya en su Casa Museo "se comprueba que su memoria era prodigiosa, porque las memorias (reconstruidas) son prácticamente exactas a las primeras y (las donadas) tienen mucho valor porque es el manuscrito, de puño y letra de don Niceto". El responsable del Patronato reconoce que la casa natal estaba escasa de objetos personales del primer presidente de la II República y que esta donación viene a paliar en parte esta carencia.

A ello contribuye asimismo el bastón con el que don Niceto deambuló desde julio de 1936 y que le acompañó durante el viaje que disfrutaba con su familia, tras ser destituido por el Congreso el 10 de mayo, hasta su muerte trece años después sin volver a España, ya que el golpe de estado le sorprendió en Noruega.

"Lo tenemos en muchas fotografías", refiere Durán. Aparece en la última de Alcalá-Zamora en España, en el Paseo Marítimo de Santander. "Ahí se ve con ese bastón, después lo puedes encontrar en Francia o en Buenos Aires, cuando daba conferencias", concreta. El bastón se engalana con dos detalles. Uno el cuidado con el que las hijas lo guardaban, "lo tenían muy bien envuelto", relata Durán, "y con una inscripción para que se sepa que se usó desde julio del 36 hasta febrero del 49".

En diciembre pasado, el Patronato de la Casa Museo conmemoró el 90 aniversario de la proclamación de Alcalá-Zamora como presidente de la II República y, como consecuencia de ese reconocimiento, las nietas han reforzado la presencia sentimental de su abuelo en su casa natal, que se reabre mañana lunes, tras permanecer cerrada desde el 13 de diciembre para la sustitución de la solería.

Pilar Alcalá-Zamora Queipo de Llano es hija del primogénito del presidente de la República, que se casó con una hija de Gonzalo Queipo de Llano, jefe del cuarto militar de Alcalá-Zamora y que luego dirigió la sublevación y la represión en Sevilla, y Purificación Navarro Alcalá-Zamora, desciende de María Teresa, la menor de las hijas de don Niceto, la única que pudo permanecer el España por su matrimonio con un militar sublevado.

Esta circunstancia permitió la venta de la casa natal a un amigo de la familia e impidió su saqueo por parte de la Falange, según narra Francisco Durán, y facilitó su retorno a los Alcalá-Zamora tras el regreso en 1953 de las hijas exiliadas que permitió después Franco ese mismo año.