Como reza el dicho popular, del cerdo, un animal que desde tiempos pretéritos desempeña un papel destacado en la alimentación del hombre, se aprovecha todo, incluidos los andares.

Basta con estar presente en el despiece de uno para certificar que cada zona, cada pieza que se extrae del animal es un auténtico deleite gastronómico, ya sea para degustarlo fresco, curado o como ingrediente de otros productos que se consumen elaborados, como es el caso de los embutidos.

Recurriendo al refranero, el 11 de noviembre, San Martín, era la fecha en la que tradicionalmente se iniciaba la temporada de la matanza del cerdo, aunque en distintas localidades del sur de la provincia, entre las que se encuentra Carcabuey, lo más habitual es celebrarla en diciembre, coincidiendo con La Purísima, ya que al hacer más frío esta circunstancia permite que la carne se oree y que los embutidos se curen mejor.

Manteniendo esta tradición cada día menos habitual, Carcabuey ha celebrado desde el pasado viernes la decimocuarta edición de su matanza tradicional con una extensa programación de actos, que este lunes tenía su día central, con la realización de las distintas tareas propias de una matanza.

 Así, tras el despiece del cerdo, se procedía al aliño de la carne picada para la elaboración de embutidos típicos de toda matanza que se precie, como son el chorizo, la morcilla negra y la morcilla blanca. 

Antes de proceder al llenado de estos embutidos, los asistentes tuvieron la ocasión de degustar la masa ya aliñada para, minutos después, continuar con uno de los momentos más esperados de la jornada, como era la degustación gratuita de la tradicional chanfaina, plato que en Carcabuey y algunos pueblos de la comarca se consumía tradicionalmente en las matanzas

Entre los ingredientes de tan singular manjar destacan el hígado, el pulmón y la sangre de cerdo, pan rayado, aceite de oliva, sal, comino, clavo, pimienta blanca, pimiento rojo desecado (corneta), orégano, tomate, cebolla, laurel, azafrán en hebra, colorante, vinagre y vino blanco, que, una vez mezclados, se sirven en caliente, acompañados de aceitunas majás, vino y un buen ambiente familiar o vecinal. La intensa jornada gastronómica carcabulense se completa con nuevas degustaciones, en este caso de dulces navideños, sendos concursos de productos derivados del membrillo y resol, completado todo con actuaciones musicales y el encendido del alumbrado navideño.