La puerta principal de la iglesia mayor de San Mateo Apóstol de Lucena luce de nuevo en todo su esplendor tras culminar la obra de restauración. Se trata de un proyecto que contó con el visto bueno de la Comisión de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía para la conservación y restauración de las tres portadas del templo.

La actuación se inició en la segunda quincena del mes de julio y que dará paso a la intervención prevista a continuación de la última de las portadas pendiente de restauración, la de San Miguel Arcángel. La restauración global se iniciaba en la puerta de la Umbría de la calle General Chavarri, en la que se actuó sobre los sillares y elementos decorativos de piedra arenisca que componen la portada y se encontraban en mal estado, y presentaban patologías derivadas de agentes como el agua, sales, factores climáticos, contaminantes o atmosféricos. El deterioro afectaba fundamentalmente al alto contenido de humedad en su núcleo; disgregación y arenización pétrea; fracturación y exfoliación de la piedra, según el informe de la delegación provincial de Cultura.

Los trabajos han necesitado de la colocación de andamiajes de gran porte, así como un amplio estudio fotográfico. Asimismo se ha llevado a cabo la labor de limpieza general de tipo mecánico y superficial y lavado con aplicación de ácido clorhídrico y agua desmineralizada.

Varias fases de ejecución

En la fase de consolidación de cada una de las portadas ya restauradas se han aplicado productos consolidantes, con objeto de endurecer el soporte pétreo; así como el saneado y reposición de mortero o retacado de juntas entre sillares que habían perdido su masa de agarre o que presentaban mal estado de conservación. Asimismo esta fase ha incluido la reconstrucción de volúmenes perdidos.

La fase de protección final frente a los agentes atmosféricos y biodeterioro, se ha realizado mediante la aplicación de un hidrofugante con algún aditivo biocida, aplicado mediante pulverización o impregnación de toda la superficie de las portadas, con objeto de disminuir la capacidad porosa de la piedra, permitiendo la transpiración de la materia base. La última fase ha incluido un protocolo de mantenimiento tras la finalización de la intervención, con objeto de activar un proceso de conservación preventiva.

El proyecto en su totalidad cuenta con un presupuesto de 56.956,27 euros, y el equipo de restauración está compuesto por una restauradora-directora, la arquitecta, Ana Infante de la Torre, dos restauradoras y tres auxiliares de restauración y la colaboración del arquitecto de Patrimonio del Obispado.