Cerrado a cal y canto durante más de 365 días. Así ha permanecido el Museo del Traje de Madrid hasta la pasada semana por la necesidad de reacondicionar el edificio. El cierre provisional se ha convertido en una oportunidad para activar proyectos pendientes. Ahora se respira historia, cultura, política, economía y una buena dosis cargada de moda a través de la exclusiva exposición permanente. «Lo que pretendemos trasladar es que la forma en la que nos vestimos no es casual, sino que depende del contexto cultural, económico, de nuestra posición dentro de la sociedad, de la complejidad que tiene crear la ropa y no es tan sencilla como a veces pensamos, de los canales de difusión de la moda y de las modas», sostiene la directora del museo, Helena López de Hierro.

En este nuevo horizonte que comienza la institución, dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, se descubren más de mil piezas --tan solo es un 1% de la colección total del museo-- de las que más de la mitad están siendo expuestas por primera vez. Esto supone un escaparate único y un aluvión cultural en el que Córdoba está presente.

Añora, cuna del traje festivo

Compartiendo la vitrina con Navarra, Jaén, Soria, Segovia o Tarragona, entre otros enclaves de la geografía española, se encuentra la pieza cordobesa más antigua catalogada por una institución pública. Mujer del Valle de los Pedroches es el nombre que recibe este traje festivo del siglo XIX que se confeccionó en uno de los telares de Añora, el municipio de la comarca de Los Pedroches y que, en la actualidad, encabeza el ranking de compras por Amazon a escala nacional. En concreto, esta creación data del año 1880 y fue adquirida para el Museo del Pueblo Español por el cordobés Rafael Castejón y Martínez de Arizala en 1936. Se ha exhibido en ocasiones especiales como en la exposición Joaquín Sorolla and the Glory of Spanish Dres, en el Queen Sofia Spanish Institute de Nueva York, o en la renovación de la sala de Indumentaria Tradicional del Museo del Traje en 2019.

Traje confeccionado en Añora en 1880.

Traje confeccionado en Añora en 1880. CÓRDOBA

Este atuendo se viste indistintamente en verano o en invierno, pues en las serranías protege al mismo tiempo del frío invernal, y, de ese calor que ahoga en los meses de verano. Ofrece contrastes y novedades en fibras y decoraciones en las cuatro piezas que lo componen y hay quienes comentan que el mantón se asemeja a las bufandas que hoy se comercializan en las grandes cadenas textiles.

Según la reflexión que realiza la conservadora del Museo del Traje y responsable de la sección regional de la exposición, Concha Herranz, una de las peculiaridades que conserva esta joya cordobesa es la riqueza del color y los tejidos mixtos que la definen. «Hay que destacar los tejidos de cuadros, los tejidos mixtos de linos y lanas, la mezcla de materiales... y, especialmente, el color. Esos cuadros tan vivos a juego con los del mantón», y añade que también resultan increíbles esos cuadros escoceses que contrastan con el borde inferior de la falda, recorrido por un cordón festivo como todo prácticamente en Andalucía. La gran ausente en esta colección es la versión masculina de Los Pedroches que alberga el museo.

Otro punto a subrayar son, según Herranz, los talleres de joyería cordobesa, imprescindibles en la elaboración de piezas del traje tradicional del país, «los plateros cordobeses son muy importantes para nosotros, para la elaboración de montañas de piezas que lleva el traje tradicional de toda España».

Lavado de uno de los trajes expuestos.

Lavado de uno de los trajes expuestos. CÓRDOBA

Pero la representación de Córdoba en esta casa de la moda no finaliza aquí. Los diseños del prestigioso y mundialmente reconocido Elio Berhanyer - que falleció el pasado 2019 - también han tenido cabida, y ni más ni menos que junto a Yves Saint Lauren. El popular abrigo de fiesta de 1965 ha sido uno de los emblemas que ha protagonizado el expositor compartido exclusivamente entre ambas firmas. Berhanyer fue uno de los escasos diseñadores de referencia que, además de la moda española, mejor supo entender el cambio que hubo entre la alta costura de la que él formó parte y el prêt-à-porter (listo para llevar) de altísima calidad. Desde la dirección del museo explican que «Andalucía es la cuna de uno de nuestros diseñadores favoritos» y prosiguen que «Elio es un ejemplo perfecto de la importancia de la moda andaluza».

Y es que, conocer las novedosas entrañas del Museo del Traje se traduce en explorar y absorber el valor cultural de siglos y siglos. Los tiempos, las tendencias, las vías de comunicación van cambiando, pero la indumentaria continúa siendo una forma de comunicación no verbal que, como dice López de Hierro, «refleja cómo somos, qué papel queremos jugar con los demás, a qué grupo pertenecemos o a qué grupo no queremos pertenecer». En definitiva, un prisma desde el que se pueden realizar un sinfín de lecturas.